Page 31 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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etrusco, a pesar de haber incluido tal len
gua en el ámbito indoeuropeo. Un ejem
plo de ello podría verse en cómo inter ItlUetráfSSH 91 Ι Ί Ι Ι Ι Ι Ι Ι ! ( ! ■ ? DII
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pretó y tradujo las palabras numerales
(del uno al seis) incisas en las caras de los M A NU E L
famosos dados de marfil de Tuscania,
aunque provenientes, en realidad, de ' , D'ARCHÉOLOGIE
Vulci. Así, mach, thu, zal' hus, ci, sa los
ÉTRUSQUE ET ROMAINE
leyó como una frase única: mach uzd
huth cisa, traduciéndola como Magus do PAR ,
J U L E S M AR TH A
narium hoc cisorio (fecit).
No se hizo esperar la reacción de ■AlTtt et coxrittieii »n ncciTi a«i uttiii si ttox
algunos estudiosos, entre ellos, el ale
mán W. Deecke, quien en una recensión
demolió los argumentos de Corssen. Fi
nalmente, hay que reseñar al francés Ju : ¡ 1 ^
les Martha, autor del primer tratado or
gánico del arte etrusco (LArt étrusque, Pa P A R I S
rís, 1889). A, Q UA NT T N, IMP RI ME UR -É DI TE ÜR '
7, s u * í a i h t - b b b o I t
. NOUVEIiLE ÉDITION
La Etruscología moderna
Ya en el siglo xx la floración de gran
des etruscólogos —cuya relación nomi
nal sería larga— ha permitido conocer Frontispicio del libro de J. Martha.
muchísimos aspectos de la historia etrus
ca, al haberse centrado en publicar no
sólo estudios filológicos, repertorios generales de textos y materias concretas (espe
jos, terracotas, pintura, tumbas, medicina, vida cotidiana, etc.), sino también trabajos
monográficos alusivos a cada una de las ciudades etruscas.
El siglo se iniciaría con diversos trabajos de S. P. Cortssen, E. Fiesel, F. Skutsch,
W. Schulze, A. Trombetti y G. Buonamici. A los mismos se les sumarían el descubri
miento del Apolo de Veyes y notables reuniones científicas (Primo Convegno Nazio
nale Etrusco, Florencia, 1926), así como la edición de la fundamental revista Studi
Etruschi (1927), todavía en curso de publicación. Asimismo, en 1932 se fundó el Isti-
tuto di Studi Etruschi y se crearon diversas cátedras de Etruscología, las cuales pro
movieron estudios científicos y numerosas excavaciones arqueológicas. Junto a todo
ello hay que señalar las grandes muestras museísticas efectuadas en numerosas ciuda
des italianas y europeas, sobresaliendo las tituladas Gli Etruschi e VEuropa (París-Ber-
lín, 1992-1993), Principi etruschi tra Mediterráneo ed Europa (Bolonia, 2000-2001) y Gli
Etruschi (Venecia, 2000-2001). Mención especial debe hacerse de la pequeña muestra
con 250 piezas etruscas (entre ellas, la excepcional Tabula Cortonensis) llevada a cabo
en el año 2003 en el Sinebrychoff Art Museum de Helsinki.
Aunque el «problema» de la lengua y de los orígenes no lo ha resuelto todavía la
Etruscología moderna (M. Durante), sí se han podido suscitar nuevos enfoques con
ceptuales y metodológicos para salir de planteamientos academicistas, sin solución
alguna. Esta nueva postura científica, de brillantes consecuencias historiográficas, fue
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