Page 360 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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acabaría con una tercera fase (orientalizante final) con series también repetitivas de
muy buena calidad, que consolidaron el distintivo de tal cerámica que pudo difun
dirse, dada su alta demanda, por todo el Mediterráneo y Europa meridional, como
antes se dijo.
La segunda etapa se caracterizó, hacia el 575 a.C., por la elaboración de series de
vasos plenamente estandarizados, sobresaliendo, de entre ellos, los kántharoi —fabri
cados ya desde el siglo vil a.C.—, las oinochóai, las ánforas y los kálikai (cálices), pro
ducción que también fue destinada a los mercados exteriores. Con estas cerámi
cas —en especial los kántharoi—, Etruria encontró una especie de etalon cerámico
con función premonetal. La fase siguiente vio nacer los primeros síntomas de la re
cesión en su industria, pero todavía fue capaz de plantear algunas tentativas innova
doras, inspiradas lógicamente en vasos griegos. El consumo de este momento fue de
carácter local, sin apenas exportación al exterior. Hacia el año 400 a.C. se inicia la úl
tima fase (postarcaica), caracterizada por una producción reducida y un limitado nú
mero de formas, trabajadas con pastas grises sobre todo. Nos hallamos ante el bucche
ro común o doméstico.
c) Motivos decorativos
Respecto a la decoración del bucchero, los especialistas han destacado la importan
cia de los repertorios iconográficos existentes en tal cerámica. La mayoría de vasos
presenta, en palabras de J. Gran-Aymerich, «una sintaxis decorativa compuesta de re
gistros ornamentales no figurativos (motivos geométricos, incisos o en relieve, palme
tas puntilleadas, hendidas y talladas), pero sobre un gran número de piezas aparece
todo un mundo figurado rico y ecléctico, con figuras humanas, seres fantásticos y
animales».
En cualquier caso, los motivos ornamentales son numerosísimos y en su mayo
ría puramente decorativos —caso del tema de la Pótnia theron («Señora de los anima
les»)— y no narrativos. Por otro lado, las composiciones mitológicas quedan centra
das en unos cuantos temas significativos (Teseo, Heracles, Belerofonte, Aquiles). Asi
mismo, muchas de tales cerámicas aparecen con breves inscripciones incisas. Se trata
de marcas de propiedad o de textos alusivos a su carácter de don o regalo, según ha
evidenciado L. Agostiniani. No faltan ejemplares que presentan una o dos letras del
alfabeto etrusco, constituyendo así ejemplos de lo que ha sido dado en llamar alfa-
betario.
El sistema decorativo en general se pudo realizar mediante dos técnicas: la im
presión o estampado, que se efectuaba antes de la cochura de las piezas, cuando
todavía la arcilla estaba fresca, y la incisión, que tenía lugar tras haberse ultimado
la cocción. También se empleó, aunque no gozó de estima, la técnica de la esci
sión.
La impresión podía hacerse mediante cilindros, estampillas, matrices diversas y
en algunos casos con la técnica de la barbotina. Singular interés presentan los ejem
plares de bucchero a cilindretto, sobre todo los de tipo chiusino, con figuras humanas,
y que tuvieron mucha difusión (F. Scalia). Por su parte, la incisión, que se efectuaba
con agudos estiletes, punzones y peines metálicos (para obtener con éstos líneas pa
ralelas), producía decoraciones menos precisas e inferiores en calidad a las logradas
con la técnica de la impresión, que fue la más utilizada.
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