Page 397 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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C a p ít u lo XVI
Los hombres y la religión
El culto religioso —o como mínimo un «servicio divino»—, basado en las fuer
zas elementales de la naturaleza y de la reproducción, se efectuaría en los primeros
tiempos, como han señalado algunos expertos, en ambientes domésticos (restos
de 30 kyathoi de pequeño tamaño en una de las casas de la Accesa), para pasar a ser
muy pronto tributado por los jefes gentilicios (regiae de Murió y Acquarossa).
Numerosos testimonios de carácter religioso pueden observarse en muchas de las
piezas arqueológicas localizadas, incluso para las fases históricas más antiguas, que
demuestran la existencia de prácticas cultuales sancionadoras del poder político, del
culto a los antepasados y de los ritos matrimoniales, conectadas todas ellas con lo di
vino. No se descarta que en las casas-cabaña se rindiera también culto a la divinidad,
dirigido por el jefe del clan, dando así cumplimiento al hecho religioso que hubo de
afectar, al igual que a otros pueblos, a los etruscos.
Al propio tiempo, determinados restos materiales evidencian ceremonias religio
sas de carácter funerario celebradas en la totalidad de las tumbas, bien en su exterior,
bien en el interior de las mismas, de acuerdo con las épocas y costumbres.
Pronto, sin embargo, la sociedad etrusca, en un proceso de aculturación religio
sa, mezclaría sus primigenias prácticas cultuales protohistóricas con las recibidas a
través del impacto orientalizante y de las influencias griegas.
L o s SACERDOTES
Estructuradas social y políticamente las ciudades etruscas, los dioses recibieron
en templos y santuarios adecuados el oportuno «servicio divino» (aisna), sometido a
rígidas ceremonias y ritos. Se les tenía que invocar (nunthen), ofrecerles alimentos
(fasei) y entregarles presentes (turce). De estas acciones se ocuparon los sacerdotes (ce-
pen, en etrusco), constituidos, al parecer, en confraternidades o colegios, sin duda je
rarquizados, pero de los que ignoramos su organización.
Una gema, hoy en Florencia, y a la que se ha aludido en dos ocasiones, ha sido
evaluada por algunos especialistas (G. Pugliese Carratelli, M. Torelli) como posible
prueba de la existencia de un colegio sáliar etrusco, semejante a los que agruparon a
los sacerdotes-guerreros danzantes latinos. El hecho de que en la citada gema dos per
sonajes porten escudos sagrados (ancilia) y el haber creído los romanos —según la tra
dición— que un mítico broncista de Veyes, llamado Mamurio Veturio, en tiempos
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