Page 399 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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bajo del mentón, según sabemos por al­
       gunas esculturillas de bronce que los re­
       presentan,  caso  de la muy divulgada de
        VelSveitus (17 cm de altura), del siglo iii
       a.C., del Museo Gregoriano Etrusco del
       Vaticano, o por algunos espejos (el mag­
       nífico de Tuscania —hoy en Florencia—,
       en el que Pava Tarchies enseña la aruspici-
       na).  F.  Roncalli  ha  demostrado  que  el
       modo  de  vestir  de los  sacerdotes  etrus­
       cos era reliquia de un antiquísimo vesti­
       do ligado al mundo pastoril.
           Muchos de ellos, tanto en plena épo­
       ca  etrusca  como  en  época  de  dominio
       romano,  alcanzaron justa fama. A pesar
       de  las  opiniones  en  contra  de  algunos
       arúspices, poco prestigiosos, por parte de
       Cicerón, Plauto y Pomponio, lo cierto es
       que tal profesión sacerdotal se mantuvo
       hasta bien entrado  el siglo v, practicada
       por descendientes de etruscos, ya acultu-
       rados.
           En Tarquinia se han hallado listas de
       arúspices  que,  a comienzos  del Imperio
       romano, llegaron a constituir una comu­
       nidad  mucho  más  honorífica  que  fun­
       cional, listas estudiadas por M. Torelli en
        sus Elogia  Tarquiniensia.  En  el  siglo v,  el
       historiador griego Zósimo (V, 41 y ss.) in­
        dicó que en el año 408, ante la proximi­
        dad de los godos sobre Roma, el prefec­
       to de la ciudad y el propio papa Inocen­
        cio  I  no  habían  dudado  en  consultar a
        arúspices etruscos acerca del destino que
       aguardaba a Roma.


       Identidad de algunos arúspices

           A pesar de la proliferación de arúspi­
        ces  que  hubo  de  existir en algunos  mo­
        mentos  de  la  historia  etrusca,  con  el
        consiguiente  descrédito  de  muchos  de        1
        ellos,  tenidos  más  por  charlatanes  que
        por  verdaderos  expertos,  tanto  Etruria
        como Roma no dudaron nunca en utili­
        zar a tales personajes cuando las circuns­  Arúspice etrusco. (Museo Gregoriano Etrusco, Va­
        tancias lo requerían. A veces, incluso, me-        ticano.)

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