Page 403 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Hay que citar también a C. Umbricio Melior (C.  Umbricius Melior),  arúspice per­
        sonal del emperador Galba y luego de Vespasiano y sus hijos, quien conoció en de­
        talle  la  Etrusca disciplina,  de  la  cual  escribió  un  comentario.  Citado  por  Tácito
        (Hist.,  I,  27,  2)  y por  Suetonio  (Vit.  Gal.,  19),  sería  calificado  por Plinio  el  Viejo
        (Nat. Hist., X,  19) como haruspicum [...]peritisimum.
           Recordemos, finalmente, a Tages, tal vez de origen etrusco, que fue magister del
        ordo L X haruspicum en tiempos de Diocleciano (69-79), y cuya influencia sobre di­
        cho  emperador  quizá  fue  determinante  para  desencadenar  la  Gran  persecución
        contra los cristianos. Este Tages no debe ser confundido con el legendario profeta
        de igual nombre.
           Por su parte,  C.  O. Thulin en su célebre  estudio sobre la Etrusca disciplina re­
        señó,  además  de los  citados  anteriormente,  otros numerosos nombres  de  arúspi­
        ces, que se mencionan tanto en las fuentes clásicas como en las inscripciones epi­
        gráficas.
           M.-L.  Haack en su reciente  estudio  sobre  los  arúspices  en  el mundo romano
        enumera las referencias arqueológicas de seis arúspices etruscos, anónimos, que vi­
        vieron en el siglo iv a.C. y de dieciséis que lo hicieron en el siglo i a.C., algunos
        de nombre  conocido y todos  ellos  latinizados,  si bien  conectados  con antepasa­
        dos etruscos (C. Fulvius Saluis de Ostia, L.  Veturis Rufio de  Gubbio y L.  Vinulleius
        Lucullus de Roma).
           Por otro lado, no parece que en Etruria hubiesen existido mujeres dedicadas a la
        aruspicina, si bien se sabe por Arnobio (Adv. Nat., V, 18) que Tanaquil había sido ex­
        perta en la Disciplina.


        Los «fulguratores»

           Los intérpretes de los rayos fueron llamados trutnvtfrontac (los romanos los de­
        nominarían fulguratores). Acerca de la expresión trutnvtfrontac,  los  especialistas no
        se han puesto  de  acuerdo.  ¿Ambas palabras  designaban un único  cargo:  el de ful­
       gurator? i Designaban el cargo y un étnico? iO  el cargo sacerdotal asociado al títu­
        lo de una magistratura? Todavía se ignora, a pesar de disponerse de una inscripción
        del siglo i a.C., latina y etrusca —conocida como «la bilingüe de Pesaro»,  aludida
        más  arriba—,  en la que puede leerse  en latín:  Haruspe[x] Fulguriator y en  etrusco
        netsvis trutnvtfronta(c),  títulos  pertenecientes  a  un  personaje  de  nombre  Cafacio
        (Cafates Larth,  en etrusco).
           Esta inscripción ha generado todo tipo de interpretaciones, según ha señalado
       J. Hadas-Lebel, quien destaca la pobreza en contenido lexical de las bilingües etrus-
        co-latinas que han llegado.
           Muy interesantes son las observaciones de A. Zavaroni, publicadas en la revis­
        ta Latomus (62, 2,  2003),  acerca de  esta famosa bilingüe.  Según este  autor,  netsvis
        trutnvt frontac son  tres palabras  etruscas  frente  a  dos  latinas, haruspex y fulguriator.
        No pueden equivaler sin más a lo mismo. La voz trutnvt designaría la acción verbal
        de «escrutar» y debería conectarse con netsvis, significando algo así como «el escru­
        tador de visceras», esto es, «arúspice». El vocablo frontac y sólo él equivaldría al ful­
       guriator latino de la inscripción.
           A los fulguratores les  sería  encargada,  sin  duda,  la redacción  de  los Libri ful­
       gurales.


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