Page 406 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Según los etruscos, cualquier espacio podía ser orientado de acuerdo con los puntos
         cardinales y dividirlo en determinadas partes. Con ello se hacía de él algo sagrado, sus­
         ceptible de poder observar en tales partes la voluntad divina. Una ciudad, un templo, el
         cielo o el hígado de un animal admitían, por lo tanto, aquellas divisiones. Así, los cua­
         tro puntos cardinales unidos por dos rectas cruzadas (cardo y decumanus) posibilitaban la
         creación de espacios sagrados, en los cuales los arúspices podían «leer» la voluntad de los
         dioses, en cuanto habitantes de sus respectivas sedes, en el sentido de residencias o casas.
         Estos espacios en nomenclatura latina (Festo, 244, L) eran la pars postica (la de atrás) y la
         pars antica (la de delante), la pars sinistra (izquierda) y la pars dextra (derecha).
            El  cielo  —o  mejor,  la  bóveda  celeste  (templum  coeleste)—  admitía,  lógicamente,
         aquella división que luego,  a su vez, se subdividió en otros  16  sectores (Cicerón, De
         dim., II, 42; Plinio el Viejo, Nat. Hist., II,  137-148), en los cuales creyeron que se halla­
         ban las moradas de los dioses. De acuerdo con Festo (454, L), que a su vez citaba
         a Varrón, al aceptar que la orientación más corriente se efectuaba mirando al sur —por
         ser el norte el lugar en donde habitaban los dioses— señaló que las moradas favorables
         se localizaban en el sector oriental (pars sinistra), y las nefastas en el occidental (pars dex­
         tra); lo mismo ocurría con la ubicación de los rayos y el vuelo de las aves, conociendo
         así, por el sector en el que se manifestasen, su carácter favorable o de mal agüero.
            Debe indicarse que fueron posibles otras orientaciones, atestiguadas también en­
         tre los etruscos. Para la limitatio de los campos, por ejemplo, el observador miraba ha­
         cia el oeste, teniendo el sur a su izquierda y el norte a su derecha.  Cuando Numa
         —como recordó A.  Grenier— consultó los auspicios, él mismo miraba hacia el sur,
         pero el augur que estaba a su lado miraba al este. Para evitar confusiones, los augures
         latinos,  más  tarde,  definieron  expresamente su  campo  de  observación,  con lo  cual
         unas veces el lado izquierdo podía coincidir con el este y otras con el oeste, adqui­
         riendo carácter de sector positivo o negativo a conveniencia.


         E l «H íg a d o   d e  Pia c e n z a »

            Un hígado de camero (TLE, 719), hecho de bronce y hallado en 1877 en Giavenas-
         co di Settima de Gossolengo, cerca de Piacenza —y hoy atesorado en el Museo Civico
         de esta ciudad—, constituye una pieza de inapreciable valor para conocer el nivel de la
         hepatoscopia (examen del hígado de los animales) que alcanzaron los etruscos. Tal ob­
         jeto, al que se ha aludido con anterioridad en numerosas ocasiones, elaborado en algún
         lugar del área de Chiusi o de Cortona, entre finales del siglo π y la primera mitad
         del i a.C., según A. Maggiani, es de muy pequeñas dimensiones (12,60 x 7,60 cm). En
         opinión de P. Ducati, «habría sido propiedad de un arúspice que seguía a una legión ro­
         mana y que lo habría perdido». En cualquier caso, es de clara influencia oriental, muy
         parecido a la treintena de modelos hallados en Mesopotamia y Anatolia.
            En general, los hígados  de  bronce  o  de  terracota hubieron  de funcionar como
         instrumentos auxiliares de los arúspices —en nuestro caso, etruscos—, que los con­
         sultarían a modo de vademecum cuando fuera pertinente. También algunos  de ellos
         fueron utilizados como elementos didácticos para enseñar a los futuros especialistas.
            El Hígado de Piacenza reviste una importancia singular por la precisión anatómi­
         ca con que se representaron sus diferentes partes. La cara de su base o diafragmática
         es convexa y se halla dividida en dos sectores o lóbulos, separados por la incisura um­
         bilicatis.  En uno  de  ellos,  en el sector creído favorable  (pars familiaris o  derecha del


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