Page 410 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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ciudad», dando al nombre metlvmth el valor del supuesto numen loci de la comunidad
         en que se manejase el hígado. Colonna interpreta la casilla 17 como tv lhaciendo de
         tal palabra un epíteto  abreviado  del dios  Selvans —citado  en la casilla  10— reinte­
         grando tvl(aras), haciendo así de tal dios un tutorfinium.
            Igualmente, ve en algunos nombres formas locativas construidas sobre genitivos,
         originándose con ello el hecho de unas divinidades que hospedan a otras en sus se­
         des (por ejemplo, en la casilla 3, que lee tinsth ne(thunsl), y en la 22, tinsth neth —de si­
         milar lectura—, que equivaldrían a «Nethfuns] en (casa) de  Tina»).



         Ausencia de algunas divinidades

            Determinadas divinidades etruscas, por razones que se ignoran, no quedaron
         consignadas  en  tal  instrumento  religioso.  Entre  las  ausencias  más  significativas
         podemos recoger la de  Voltumna —nada menos que el deus Etruriae princeps—i  así
         como  las  de Menrva,  Turan,  Turms,  Sethlans y  Thesan.  En cambio,  fueron  acepta­
         dos el sabino  U silj los latinos  Satre/Saturnus,  Vetis/Vediovis/Veiovis y Selvans/'Sil­
         vanus.



         Ubicación de sectores y  significado astrológico

            Un problema no  resuelto  todavía lo  constituye  la exacta orientación del sis­
         tema de casillas del Hígado (A.  Grenier, M. Pallottino, A. Maggiani, G. Colonna,
         L. B. Van der Meer), que marcarían exactamente los puntos cardinales delimitando
         así los cuatro sectores fundamentales: felicitas, summafelicitas, regiones dirae y regiones
         maxime dirae.
            Asimismo, algunos especialistas han visto claros elementos astrológicos en el Hí­
         gado de Piacenza, al igual que influencias griegas de tipo platónico.
            Dicho Hígado intenta plasmar, de hecho, la reproducción del universo entero, en­
         tendido  como  un  microcosmos  en  sí,  dadas  las  subdivisiones  o  compartimentos,
         pero reflejando el macrocosmos de dioses y hombres.
            Numerosos etruscólogos —entre ellos, V. Poggi, C. O. Thulin, P. Ducati, S. Weins-
         tock, M. Pallottino, A. J. Pfiffig, A. Maggiani, L. B. Van der Meer y G. Colonna— se
         han ocupado  del estudio  de  esta importantísima pieza, universalmente  conocida y
         objeto todavía de profundos debates científicos.




         O tras  r e p r e se n t a c io n e s  d e  h íg a d o s

            Además de la pieza que se acaba de describir, también han llegado otros ejempla­
         res  de hígados y algunos materiales  que testimonian la práctica de la hepatoscopia
         entre los etruscos.
             Entre ellos, debemos citar un segundo ejemplar de hígado (Hígado de Falerii), ela­
         borado en impasto y hoy atesorado en el Museo de Villa Giulia de Roma. Pertenece
         al siglo m a.C. y es de mayor tamaño (28 x 20 cm) que el de Piacenza, si bien está
         peor conservado y carece de inscripciones.


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