Page 400 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Sarcófago de Laris Pulenas. (Museo Arqueológico, Tarquinia.)
diante la violencia, caso, por ejemplo, del anciano arúspice etrusco raptado en el sitio
de Veyes en el año 396 a.C., a quien se le había oído profetizar que la conquista de tal
ciudad la lograrían los romanos «sólo si las aguas del lago Albano —distante de Veyes
y que había crecido de forma alarmante sin saber por qué— no se mezclasen con las
del mar». Enviado el arúspice a Roma, fue obligado a dar explicaciones, al tiempo que
se enviaban comisionados romanos a Delfos a consultar el oráculo pitiano. Desecado
el lago y distribuidas sus aguas en arroyos para regar las tierras, además de aplacar a los
dioses, la victoria de Roma sobre Veyes fue inevitable. Este prodigio, recogido, entre
otros autores, por Tito Livio (V, 15-17), Cicerón (De div., I, 44) y Plutarco (Cam., 3-4),
ha sido estudiado por J. Hubaux, Ch. Guittard, E Coarelli y D. Briquel.
Por otro lado —siguiendo a M. Torelli y a S. Montero—, sabemos que ya en la tem
prana fecha del 389 a.C., el senado romano, según noticia del erudito neoplatónico Ma
crobio (Saturnales, I, 16), consultó a un tal Lucio Aquinio (Lucius Aquinius) —muy pro
bablemente de origen etrusco— para que evaluara la bondad o no de unos ritos que se
debían efectuar durante la batalla que iba a tener lugar a orillas del río Allia.
En tiempos posteriores alcanzaron justa fama diferentes arúspices, entre ellos, el
varias veces citado Laris Pulenas, importante sacerdote de Tarquinia, que vivió a fina
les del siglo m a.C., especializado en tal arte y autor de un tratado (zich) de aruspici-
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