Page 443 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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cálicos distintos (abierto y cerrado, similar a los sonidos franceses é y e); una semivo
cal (v), que a menudo sustituía a la u; tres consonantes aspiradas (ch, th,ph) y tres oclu
sivas sordas (c, t, p); la aspirada h, empleada en inicio de palabra; una espirante labio
dental (f); tres espirantes dentales (s, s, z); dos consonantes líquidas ( lj r )j dos nasa
les (m y n). No se conocieron las consonantes oclusivas sonoras (b,gyd).
Las espirantes dentales, por su parte (dejando a un lado la z, que presenta serios
problemas fonéticos y fonemáticos), conocieron en su notación una desemejanza
gráfica, circunstancia que ha originado entre los lingüistas (A. L. Prosdocimi, por
ejemplo) la llamada doble «área í». Así, en el «área meridional» etrusca la S equival
dría a s y la M ai; en cambio, en el norte («área septentrional») existió una inversión
de estos valores (S es s y M es s). Acerca de esta particularidad sobre las dos sibilan
tes, se ha argumentado que quizá existió voluntad de distinción cultural en ambas
áreas y sobre todo influencias directas griegas.
Por otro lado, salvo en la fase arcaica, no acostumbraron a utilizar consonantes
dobles o geminadas. A veces espirantes, líquidas y nasales aparecen en la sílaba en el
lugar de las vocales, funcionando como verdaderas sonantes (cnl, clthi).
En la lengua se aprecian frecuentes variaciones de las vocales, como la a en e, la
i en e y la u en v (clan = «hijo», pasa a ser en el genitivo clens — «del hijo»), así como
mutaciones en los verbos (muluvanice y muluvenice) y la tendencia a usar monotim-
bres vocálicos, buscando tal vez la armonía fonética (fuflunsul = «de Baco» y aritimi
= «Artemide»), Se han detectado también fenómenos de transformaciones vocálicas
por razones de acentuación (ramatha pasó a ser rametha, después ramutha y por últi
mo rcuntha debido a la caída de la vocal átona). Algunas veces, las vocales internas
caídas dejan paso sin más a las consonantes nasales y líquidas que les seguían (caso
de menerva que pasa a menrva o de mulacb que dio mlach).
Se conocieron los diptongos ai, ei y av en la etapa arcaica, a los que se añadieron
eu, ev, ui y uv. Por lo general ai tendió a transformarse en ei o a monovocalizarse en e;
por su parte, también el diptongo au y sobre todo el diptongo eu pasaron a vocalizar
se, respectivamente, en av y en ev (lautn pasó a lavtn).
En los textos recientes hubo oscilación de escritura con la tendencia del paso de
las oclusivas sordas a aspiradas y, en parte, de las aspiradas a las espirantes (c en ch; t
en th; p en ph, etc.).
Otras características fonéticas fueron la fuerte acentuación de la primera sílaba y
la síncopa o caída de la vocal de. la sílaba átona.
D ato s m o r f o l ó g ic o s y g ram aticales
Sin ánimo de ser exhaustivos ni de pretender sintetizar cuanto se sabe de gramá
tica etrusca, séanos permitido recoger someramente algunas de las características de
la misma para evidenciar la complejidad que presenta su estudio.
De todos modos, remitimos al lector a la última síntesis sobre la lengua etrusca
realizada por H. Rix e incluida en la interesantísima obra colectiva, dirigida por E. D.
Woodard, The Cambridge Encyclopedia of the World’s ancient Languages (págs. 943-966),
editada en Cambridge en 2004.
Respecto a la morfología etrusca, cuyo análisis se centra en el aspecto formal de
la lengua, pueden señalarse algunas particularidades de sus flexiones nominales y ver
bales. Una de ellas fue la tendencia a anteponer una vocal protética e- (arcaica i-), tal
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