Page 86 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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do  así su antigüedad y poderío,  al tiempo  que le  atribuyó la responsabilidad del
        préstamo a Roma de las insignias del poder (fasces y secures,  silla curul y toga pur­
        púrea).
           La ciudad, situada en una escarpada colina, a unos 15 Ion del mar, comenzó a te­
        ner importancia a partir del siglo viii a.C. a causa de su riqueza minera (Colinas Me­
        talíferas) y manufacturera de gran acabado (bronces, hierros y orfebrería variada) que
        mantuvo hasta el siglo vi a.C. en que se enfrentó a Ruselas. Vetulonia llegó a comer­
        ciar con las regiones alpinas, con la isla de Cerdeña, con diversas ciudades griegas y
        muy probablemente con Roma.
           De su antiguo hábitat sólo restan algunas trazas de sus dobles murallas que llega­
        ron a alcanzar unos 5 km de longitud. En sus alrededores se ubicaron extensísimas
        necrópolis villanovianas y orientalizantes  (Poggio  alia Guardia,  Poggio  alie Birbe,
        Colle Baroncio,  Costa delle Dupiane, por citar algunas). Tumbas de pozo,  de fosa,
        circulares  con lastras —tanto  de  circolo interrotto como de  circolo continuo— dejaron
        paso en el siglo vil a.C. a los monumentales túmulos con diámetros de hacía 70 m,
        que contenían en su interior tumbas de planta circular y también cuadrangular.  So­
        bresalen, además de las conocidas como Circolo dei monili y Circolo di Bes, las tumbas
        del Tridente —que  aportó una enorme  cantidad  de  materiales  broncíneos  (cadenas,
        colgantes, espirales y un espectacular tridente que le dio su nombre)—, de Poggio
        Pelliccia,  del Littore —aquí se halló una famosa bipennis de hierro  con fasces— y del
        Gueniero, que proporcionó la también estela arcaica del guerrero Avele Feluske. De al­
        tísimo interés es, asimismo, el  Tumulo della Pietrera,  de planta circular, que aportó las
        más antiguas esculturas etruscas en piedra, de gran tamaño, hoy atesoradas en Floren­
        cia, y las tumbas del Diavolino II,  del Duce y de la Fibula d’oro.
           Aunque la decadencia de Vetulonia se inició ya a partir del siglo v a.C., sus recur­
        sos económicos le permitieron acuñar moneda dos siglos más tarde, con la leyenda
        Vatl,  si bien imitando el sistema ponderal romano. A partir del siglo m a.C. pasó a
        ser dominada por Roma.



        Ruselas

           Las ruinas etruscas de Ruselas (quizá Rusle en etrusco y en latín Rusellae) constitu­
        yen unas de las mejores conservadas. La ciudad, situada en un lugar estratégico, pues
        dominaba el curso bajo del Ombrone y las vías de tránsito entre la Etruria interior y
        la costa, de la que dista 23 Ion, se constituyó sobre dos colinas, Poggio Mota y Pog­
        gio Moscona, a partir del siglo vil a.C., siendo el resultado de la unificación de otros
        enclaves de su territorio.
           En aquel siglo, la colina norte se rodeó de una muralla de adobe, constituyendo
        el primer ejemplo de recinto fortificado en Etruria. Enemiga de Vetulonia, supo ro­
        dearse más tarde, en el siglo vi a.C. —época de su apogeo—, de una imponente mu­
        ralla ciclópea de casi 4  km de longitud (hoy bien conservada, con 8 m de altura en
        algunos sectores) en la que se abrieron hasta siete puertas de acceso. La ciudad, que
        pudo florecer tras el ataque llevado contra Vetulonia, se aliaría más tarde con los la­
        tinos en contra de Tarquinio Prisco. Vencida en el 294 a.C. por los romanos, manda­
        dos por el cónsul L. Postumio Megello, quien ordenó devastar el territorio ruselano
        (Tito Livio, X, 37), acabaría incorporándose a la República romana muy pocos años
        después, iniciando así su decadencia.

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