Page 146 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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de Roma, pero el destino de los adversarios está determinado por la
            involuntaria intervención de la propia ciudad en el origen de la carre­
            ra de los héroes, cuyas virtudes son en gran medida el modelo de la es­
            cala de valores postulada por la historiografía moralizante. De esta ma­
            nera, Viriato,  desposeído  de todos  sus hermosos atributos prestados
            por la filosofía helenística,  queda reducido a su papel de bandolero
            que atenta contra los intereses del Estado constituido. El nacionalso­
            cialismo falangista desarrolla un programa esquizoide, pues su ideolo­
            gía militar-bullanguera le orienta hacia las fasces imperiales romanas
            para buscar algunos de sus referentes, mientras que su amor patrio le
            obliga a exaltar al «terrorista» Viriato mientras Carrero salta por los ai­
            res39. Aníbal, explotador africano y semita, es, sin embargo, agente ca­
            talizador de la expresión de los más sublimes valores de la raza. Por
            ello se le mira con simpatía en su confrontación contra Roma, de ma­
            nera que las legiones, es decir, las falanges romanas se convierten en el
            símbolo de la opresión para un Estado cuyo fundamento es el triunfo
            tras un levantamiento militar seguido de tres años de guerra civil. El
            ejército pluriétnico de Aníbal habría de tener, según esta lógica, como
            misión aparente servir de modelo a las tropas mestizas de José de San
            Martín, de manera que las naciones que surgen de la desaparición del
            Imperio romano deberían buscar sus mejores referentes en el espíritu
            libertador imbuido en los pueblos mediterráneos por el general púni­
            co. De esta forma tan rocambolesca se van reinteipretando los arque­
            tipos, con tanta facilidad que quien no haya encontrado aún su estrella
            en el firmamento es, sencillamente, que no se ha propuesto buscarla.
            Quizá el renovado interés por estudiar nuestros personajes heroicos sea
            producto de la búsqueda de una particular Estrella Polar. El silencio
            querido, el no aprecio deseado que caracterizó a la literatura científica
            desde finales de los 60 hasta finales de los 80, cuando resultaba nece­
            sario  mencionar  a  nuestros  heroicos  personajes  era,  naturalmente,
            consecuencia de la situación de la cultura europea y española del mo­
            mento, cuyas claves están en Mayo del 68, que colocaba ya en ámbi­
            tos dominantes de la cultura a sus simpatizantes, y, por otra parte, la
            transición política en España. Pero la realidad cambia repentinamen­
            te.  Los  estudios monográficos  sobre Viriato se reanudan, no  casual­
            mente,  a  partir  de  1986  y  no  han  dejado  de  multiplicarse  desde
           principios de los 90. El que no quiera que no mire, pero algo estaba
            ocurriendo  como  para  que  desapareciera  el  muro,  se  manifestaran


              39   Cfr. el análisis paralelo para la situación portuguesa de Guerra y Fabiao, «Viria­
            to», 21-22.

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