Page 141 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Sin duda, el análisis estructuralista del personaje Viriato despeja
claves sutiles para comprender el complejo entretejido de la transmi
sión de la figura de Viriato26, pero soslaya las claves sociales, dinámi
cas y cambiantes, que contribuyen a la correcta percepción histórica
del personaje. Evidentemente, es importante determinar que Viriato
pudo haber sido otra cosa distinta a un pastorcillo que, apremiado por
el hambre, organizara en su entorno una banda armada27. Si entende
mos sus primeros pasos como iniciación en una cofradía guerrera en
la que ha de formalizarse la transición del adolescente en miembro de
pleno derecho de su comunidad, Viriato dejaría de ser un lusitano de
bajo origen y con ello disminuiría el romántico encanto de su impara
ble ascensión. Pero la realidad no se aprecia mucho más clara con sim
ples anotaciones como la que se acaba de apuntar. En realidad, la in
vestigación sobre Viriato da vueltas en torno a una nebulosa perfilada
parcialmente gracias a análisis o intuiciones que, como iluminarias,
balizan el sendero de los estudiosos. Pero el problema profundo per
siste, pues ignoramos el contexto global de la formación histórica a la
que Viriato pertenece. Los textos no nos permiten conocer las relacio
nes sociales en el mundo lusitano pues no prestan atención a las cues
tiones que a nosotros nos parecen relevantes. Pretender que el análisis
de los textos referentes a un personaje —convertido en un ser excep
cional por esos mismos textos— puede resolver los enigmas internos
de la formación social lusitana supone obviar el complejo problema
de la composición de la literatura histórico-legendaria28.
El caso de Aníbal se sitúa en las antípodas, relativamente. Conoce
mos, dentro de los límites que la Antigüedad impone al pasado, con
el dominio romano de España estuvo a punto de fracasar por las enormes proporciones
que había tomado el levantamiento de lusitanos y celtíberos (Viriato y Numancia son
nombres que brillan simultáneamente), estos escritos van teñidos de cierta simpatía por
el héroe hispánico, tanto que, en muchos casos, lo convierten en una especie de espejo
de virtudes, de modelo de militar y de hombre.»
26 García Quíntela, 120 y ss.
27 Las circunstancias contextúales han sido analizadas desde posiciones distintas: el
jefe militar de una población sin coherencia étnica ni territorial que aprovecha y desa
rrolla una situación «de frontera» (L. García Moreno, «Hispaniae Tumultus. Rebelión y
violencia indígena en la España romana de época republicana», Polis, 1, 1988, 81-107);
un joven destacado por su capacidad militar en el proceso de integración en la vida co
munitaria (B. García Fernández-Albalat, Guerra y religión en la Gallaeáay la Lusitania A n
tiguas, La Coruña, 1990), matizaciones sobre la dualidad interpretativa expresada ya por
Caro Baroja, García y Bellido, Maluquer de Motes, etc. Las claves de oportunidad po
lítica en López Melero, «Viriatus»,passim.
28 De nuevo remitiría a la obra de Caro Baroja, De los arquetipos y leyendas antes men
cionada, donde atiende de forma específica estas cuestiones.
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