Page 142 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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cierta precisión las coordenadas históricas en las que se inserta el héroe
cartaginés. La investigación no se propone definir las estructuras del es
tado púnico a partir de las noticias contenidas en los textos clásicos so
bre el cartaginés más paradigmático. En todo caso se discute el objeti
vo político buscado por la familia Barca desde su privilegiada posición
en la gobernación de Iberia. De ahí surge un riquísimo debate a pro
pósito de la monarquía en los programas políticos e ideológicos de las
potencias militares de finales del siglo m a.C. En realidad, las fuentes y
la historiografía proyectan indistintamente en las personalidades roma
nas o cartaginesas las preocupaciones que genera en la intelectualidad
del grupo dominante la creciente obsolescencia de sus ordenamientos
políticos y se teoriza sobre la bondad de otros procedimientos suscep
tibles de ser ensayados. Pero ese ejercicio no se realiza de forma ino
cente; por el contrario, se convierte en un instrumento de la retórica
política que continuará funcionando con efectividad —recuérdese la
justificación del asesinato de César en virtud de su deseo de hacerse
rey— hasta la implantación del principado, momento en el que las
perversiones atribuidas a la monarquía se proyectan sobre otro con
cepto detestable en aquellas concepciones politológicas: la tiranía.
Es curioso cómo ni Aníbal ni Viriato son acusados de intentar el es
tablecimiento de la tiranía. Ésta se considera una degradación adicio
nal en el proceso de degeneración de cualquier formación histórica,
mientras que los actos heroicos de nuestros dos personajes están aleja
dos de semejante decadencia; más bien se mantienen aún en un um
bral de ambigüedad, más positivo para Viriato por la cadencia in cres
cendo de su drama vital que culmina en sus funerales (Diod. 33.7.1),
más negativo para Aníbal que no logra el éxito militar y no le queda si
quiera el consuelo de que un bel moriré tutta la vita onora como señala el
adagio italiano, pues el exilio oriental lo acuna en un denso olvido29.
D e h é r o e s y d e m o c r a c ia
En el caso de Aníbal, el viejo deseo —señalado por algunos— de
intentar construir un reino propio en Iberia (Pol. 3.8-9)30, se vería pa
radójicamente suplantado por la ensoñación de implantar regímenes
29 Sobre el exilio: Liu. 33.45 y ss.; acerca de la muerte: Nepot. Hann. 13, con un ar
tificioso halo de grandiosidad; Iust. 32.4-8 y ss.
30 La cuestión se convierte en un acto de fe; no obstante, parece apropiado el pon
derado criterio de Warmington, Storia di Cartagine, según el cual no habría por qué pen
sar que los bárquidas actuaran de espaldas a su senado (243).
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