Page 140 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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con precisión a las fuentes que se verán recreadas en algunas piezas li­
       terarias de ineludible mención, como la comedia El español Viriato, pu­
       blicada en  1668 por González Bustos, la tragedia de Hernando Piza-
       rro que con el título Viriato se hizo pública en 1843 y la novela homó­
       nima compuesta por Lucas quince años después. El creciente éxito de
       la novela histórica ha favorecido la multiplicación de obras tanto so­
       bre Viriato como sobre Aníbal, pero la atención que requerirían exce­
       de con creces mi capacidad, por lo que renuncio a recorrer esa senda.


       Las instituciones
          Frente al criterio habitual, el relato de las bodas de Viriato está pla­
       gado de simbolismos dignos de ser dilucidados23. Evidentemente, se
       puede tomar la escena como un hecho casual que reproduzca una rea­
       lidad así acontecida, pero más allá de la explicación inmediatamente
       racionalista dictada por el sentido común, es legítimo pensar que una
       imagen destacada como Viriato apoyado en su lanza posee una riquí­
       sima carga simbólica, en la que se identifican no sólo las distintas fun­
       ciones internas  de la sociedad lusitana,  identificadas  en Astolpas,  el
       suegro opulento, y Viriato, guerrero de espíritu libre, sino también los
       conflictos económicos, sociales y políticos en los que ha desemboca­
       do el ethnos lusitano como consecuencia de contradicciones silencia­
       das por las fuentes, pero que han intentado ser leídas  a través  de la
       identificación  de  Viriato  como  bandolero  reivindicativo24.  El  enco­
       mio del lusitano se supone posible por la distancia que separa al per­
       sonaje de su recreación literaria25.

       de España Antigua. II. Hispania Romana,  Madrid,  1978,  94 y ss. y,  en la misma línea,
       J. Mangas,  «Hispania Romana» en Historia de España, M. Tuñón de Lata (dir.), vol. I,
       Barcelona, 1980, 222-223.
          23  Cuanta bibliografía se ha dedicado a Viriato atiende a la destacada imagen de sus
       esponsales, aunque sea de forma breve. Cfr., a modo de ejemplo, J. Maluquer, «Los pue­
       blos y las tribus celtas de España», Historia de España I. Españaprenomana. III Etnología
       de los pueblos de España, R. Menéndez Pidal (dir.), Madrid,  1954, 28; ibid., 152-154, con
       la esquemática disputa de la interpretación del bandolerismo lusitano en función del
       conflicto social o de la integración social a través del rito iniciático. Una lectura disten­
       dida en García y Bellido, citado en la nota siguiente.
          24  Así A. García y Bellido, «Bandas y guerrillas en las luchas con Roma», Hispania,
       5, 21,  1945, 547-604, y H.  G. Gundel, «Viriato.—Lusitano, caudillo en las luchas con­
       tra los romanos.  147-139 a.C.»,  Caesaraugusta, 31-32,1968,175-198.
          25  Cfr. A. García y Bellido,  Veintiánco estampas de la España Antigua, Madrid,  1977
       (1967), cap. VIII: Las bodas de Viriato (76); «La fuerte personalidad de Viriato hizo que
       los historiadores griegos y latinos recogiesen anécdotas y episodios sueltos de su vida.
       Como estos escritores estaban ya muy alejados de aquellos graves momentos en los que

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