Page 149 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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han contribuido a desorbitar el lugar que el hecho merece ocupar en
       el desarrollo político de la época en que se inserta. Los discursos con­
       tra Catilina—las cuatro famosas Catilinarias— en las que Cicerón, en
       la concreta ocasión del momento, resalta con fuertes luces y sombras
       los  detalles  de  un  complot para  magnificar  su  papel  y presentarse
       como el salvador de Roma; y De Coniuratio Catilinae de Salustio, que
       el escritor, veinte años después, en un momento de graves tensiones
       políticas, toma como objeto ejemplar para llamar la atención sobre la
       decadencia de Roma y la corrupción de las costumbres, no contribu­
       yen precisamente, con su consciente estilización, a encuadrar en sus
       justas proporciones históricas  el episodio. Puesto que apenas  es más
       que eso: un episodio intrascendente, una revuelta de escaso formato
       político, que, destinada a fracasar, afectaría en muy poco al contexto
       político contemporáneo, hasta el punto de que, de haberse perdido la
       tradición literaria que lo documenta, apenas variaría sustancialmente
       nuestro  conocimiento  de  la historia  de  la  tardía República.  Pero  el
       complot de Catilina ha trascendido de su tiempo para constituir un
       mito de la historia universal y, como tal, no es indiferente su conoci­
       miento. Por otra parte, en la realidad del momento significó, sin duda,
       un auténtico problema del que Cicerón se valió para convertirse en
       héroe, y que, extrapolado, permanecería como un ejemplo que, toda­
       vía hoy, forma parte del canon de lecturas escolares. Así, según la óp­
       tica con la que se considere, puede convertirse en un tema intrascen­
       dente o magnificarse por encima de su real contenido histórico. Sin
       embargo,  con los medios  que  hoy tiene  el historiador,  es posible y
       conveniente retomarlo para intentar engarzarlo en su contexto y en su
       auténtico significado, y convertirlo, de este modo, en un medio de co­
       nocer con mayor precisión la gramática política de la época y de ilu­
       minar la acción de otras personalidades con mayor éxito como César.
       En resumen, el tema de la conjuración de Catilina, considerado desde
       una perspectiva histórica, obliga a partir de la época que lo precipita a
       integrarlo en ella y a utilizarlo para sacar las conclusiones que ayuden
       a comprenderla mejor. Y esa época no es otra que el terrible vacío po­
       lítico que paradójicamente creó el intento de restauración de Sila.



       L a crisis  d e la R epú blica r o m a n a

          Los profundos cambios que sufre la sociedad romana como con­
       secuencia del incontrolado desarrollismo  económico, subsiguiente a
       la segunda guerra púnica, no condujeron a una evolución fluida y ar­

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