Page 67 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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entre ciudadanos, en el plano de la lucha política en torno a los dere
chos y las libertades y en el plano de la lucha ideológica. Ahora bien,
en las propias estructuras dominantes durante la guerra, así como en
la evolución misma del pensamiento, todos los fenómenos hallan sus
raíces en la historia antigua de la ciudad y en sus manifestaciones. So-
cratismo y sofística se vinculan a las tradiciones intelectuales del ar
caísmo. Los sofistas y Sócrates se vinculan también a determinados as
pectos históricos que igualmente encuentran sus raíces en el arcaísmo.
Si los sofistas se han identificaos como pertenecientes a un movi
miento que, de modo genérico, puede definirse en sus contenidos
como democrático, posiblemente tal circunstancia no es ajena a su
propia cualificación personal dentro del sistema. Las reformas de Clís-
tenes consistieron, entre otras cosas, en integrar en las tribus a ciertos
sectores de la población que Aristóteles describe como «extranjeros y
esclavos metecos», lo que significa sobre todo que se definen los esta
tutos de la ciudadanía y se crean las bases para la distinción de los me
tecos6, sector importantísimo en la configuración de la ciudad como
entidad donde se desarrollan abundantes actividades de tipo profesio
nal, ajenas a la cualificación hoplítica del ciudadano arcaico. Entre los
no ciudadanos que desempeñan un importante papel en la marcha de
la vida de la ciudad, destacan, desde luego, en el plano de la vida po
lítica, los sofistas. En el Protágoras platónico, la descripción de la esce
na en que va a tener lugar el diálogo, al tiempo que destaca la simili
tud de la actividad del sofista con la del mercader que trabaja a cam
bio de honorarios, también señala que, entre los discípulos, los
atenienses sólo escuchan para su formación o paideía, para hacerse
ilustres en la ciudad, mientras que Antimero de Mende intenta apren
der la téchne, para hacerse sofista. Como Protágoras, es originario de
una ciudad de la costa norte del Egeo sometida al Imperio ateniense7.
La posición exterior permite al sofista, desde la marginalidad, desem
peñar el papel de maestro en la organización de la vida de los ciuda
danos, e incluso en la teorización de las relaciones humanas dentro de
la polis. De este modo, en su versión del mito de Prometeo, en el diá
logo platónico Protágoras aparece como el teórico de la ciudad en la
que los hombres, tras haber superado con la téchne sus condiciones de
inferioridad como ser natural, supera asimismo los conflictos gracias a
6 D. Plácido, «Esclavos metecos», In memoriam. A . Díaz Toledo, Universidad de Gra
nada, 1985, 297-303.
7 Ibíd., «Protagoras et la société athénienne: le mythe de Prométhée», DHA, 10,
1984,163.
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