Page 71 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Treinta como un simple error de cálculo15. La imagen ha cambiado de
       signo con el tiempo y la utilización del pasado en las condiciones del
       siglo IV permite las manipulaciones pertinentes para ofrecer un nuevo
       programa alternativo a las posibilidades de recuperación democrática.
          Sin embargo, cuando Sócrates aparece por primera vez en la esce­
       na de las Nubes de Aristófanes, lo hace como un curioso personaje ex­
       céntrico, dedicado a, reflexionar sobre cosas inútiles y a enseñar a los
       jóvenes de las familias campesinas trasladadas a la ciudad cómo defen­
       der a través de la oratoria los argumentos injustos, en lo que se consi­
       dera una parodia de la enseñanza de Protágoras. Es imposible conocer
       el grado de veracidad del retrato del cómico, pero sí es evidente que la
       tradición representada por Platón y Jenofonte se halla absolutamente
       determinada por una aspiración apologética que tiende a idealizar al
       personaje para convertirlo en un modelo proyectado hacia los nuevos
       tiempos, donde los programas oligárquicos se intentan configurar so­
       bre los modelos de la pátriospoliteía, concebida como sociedad hoplí-
       tica. Por ello, los episodios concretos que se mencionan sobre la vida
       de Sócrates insisten en su carácter hoplítico, pero en unas condiciones
       específicas donde se destacan los rasgos de colaboración con la aristo­
       cracia. En Potidea, el mismo Alcibiades propone que se le conceda la
       aristeía y, al regresar, se encuentra con sus amigos de la aristocracia16.
       De este modo se integra en la hetairía aristocrática, lugar idóneo para
       el desarrollo de su metodología, contraria al discurso democrático, y
       para la creación del sistema dialéctico donde se configura la filosofía
       platónica.  También  Aristófanes,  al  menos  en  los  Caballeros,  parece
       promover la colaboración entre el campesinado hoplítico y los caba­
       lleros de la aristocracia, pero, o bien no comprendió la actitud socrá­
       tica, o en los tiempos en que tuvo lugar la representación de las Nu­
       bes, todavía no eran tan evidentes los presupuestos socráticos, sólo vi­
       sibles  en  el hecho  de  servir de receptáculo  a personajes  del tipo  de
       Estrepsíades, dispuestos a integrarse en la vida ciudadana a través del
       proceso educativo representado por este tipo de maestros todavía un
       tanto ambiguos, antes de que los defensores de Sócrates los definieran
       de modo transparente para clarificar su propia actitud ante los nuevos
       cambios.
          Lo cierto es que el sistema socrático se caracterizaría, no por pro­


         15  Ibid., «Platón...», cit. supra, 51-53.
         16  Ibid., «La ciudad de Sócrates y los sofistas: integración y rechazo», en F. Gaseó,
      J. Alvar, Heterodoxos, reformadores y  marginados en la Antigüedad clásica,  Universidad de
       Sevilla, 1991, 24 y ss.
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