Page 75 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
P. 75
Macedonia a potencia internacional y sus éxitos, tanto en el plano mi
litar como político, le permitieron erigirse en árbitro de la situación
dentro del ámbito griego. Así quedó confirmado en el congreso de
Corinto, donde Filipo fue elegido hegemon de todos los griegos y en
cargado como tal de dirigir la proyectada guerra de revancha contra
Persia. Sólo Esparta y sus escasos aliados se abstuvieron. El sueño de
Isócrates se cumplía y una nueva etapa de previsible prosperidad se
abría para Grecia.
Fue en esta atmósfera donde se desarrollaron los primeros años de
Alejandro. De su personalidad tan sólo destacaré por la importancia
que tiene en su configuración de héroe su entroncamiento con dos di
vinidades, Zeus por línea materna a través de Aquiles, de quien se pro
clamaban descendientes los miembros de la casa real epeirota y cuyo
culto estaba vivo en aquella región2, y Heracles, antecesor divino de
los Argeadas, es decir, de su familia paterna3. Por lo demás, Alejandro
recibió una educación griega, encomendada a Aristóteles. El y su se
lecto grupo de amigos4 fueron confinados temporalmente cerca de
Mieza, donde en un recinto consagrado a las Musas se estableció una
mini Academia. No obstante, resulta difícil establecer en qué medida
quedó afectada su personalidad por la cercanía del filósofo o cúanto
contribuyó a despertar su afición y curiosidad a las ciencias y al saber
en general5. Sobre esto tan sólo caben las especulaciones, formuladas
de acuerdo con la visión que su instructor tenía sobre las virtudes e
ideales que los gobernantes debían poseer6.
2 Cfr. N. G. L. Hammond, Epirus, 383-4.
3 Cfr. E. Mederer, Die Alexanderlegenden bei den atiesten Alexanderhistorikem, 94 y ss.;
O. Kem, «Der Glaube Alexanders des Grossen», Forschungen und Fortschritte 14, 1938,
406; L. Edmunds, «The religiosity of Alexandep», GRBS 12,1971, 374-5.
4 Se trataba sobre todo de jóvenes griegos como Nearco, Laomedonte o Erigyo, cu
yos padres habían sido admitidos en la nobleza pnacedonia por Filipo, además de Har
palo, Ptolomeo y Hefestión. Con la nobleza macedonia de mayor raigambre, Alejandro
mantuvo cierta distancia siempre. Cfr. F. Schachermeyer, Alexander der Grosse. Das Pro
blem seiner Personlichheit und seines Wirkens, Viena, 1973. De ahí que pueda presumirse la
falta de cualquier influencia sobre el joven Alejandro. Más problemático resulta el as
cendiente que su padre Filipo pudo tener sobre él, pues las fuentes ponen de relieve
más bien el ascendiente ejercido por su madre Olimpia.
5 Cfr. Plut., Alex.
6 Así la concepción del filósofo de la arete como virtud más alta de los gobernantes,
junto a la que le inculcaría el «buen hacep>, la euergesia. Esta concepción, genuinamen-
te griega, diferente de los ideales macedonios, sería posteriormente desarrollada, conec
tada al ideal griego de gobernante. Cfr. F. Schachermeyer, op. dt., 82 y ss.; ibid., «Alexan
der und die untersvorfenen Nationen», en Alexandre le Grand, Entretiens de la Fondation
Hardt, vol. XXII, 51 y ss. con las correspondientes notas. Ciertamente el rey
81