Page 68 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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la adquisición de las virtudes propias de la vida política, repartidas en
tre todos sin distinción. En la versión mítica, es Zeus quien manda a
Hermes a repartir de esta manera, mientras que, en la explicación con
tenida en el lógos, el ambiente mismo de la ciudad es el que permite
que todos estén en disposición de opinar en los asuntos relacionados
con la política. El no ciudadano se convierte así en el teórico de la
convivencia ciudadana en la ciudad democrática.
Junto a las reformas derivadas de las transformaciones internas de
la ciudad, que han conducido a la democracia, de modo paralelo se
impone igualmente la específica condición de Atenas como cabeza de
la Liga de Délos y del Imperio, pues, en definitiva, éste es el que hace
posible, en su materialidad económica, que en Atenas tenga lugar el
desarrollo de las prácticas integradoras que la convierten en centro
atractivo para todos los griegos. El caso más significativo, entre los
pensadores que se definen como presocráticos y son también precur
sores de los sofistas, es seguramente Anaxágoras de Clazómenas, cuya
teoría del noüs organizador del mundo complejo de los elementos
puede interpretarse, en una de sus lecturas, como reflejo de la imagen
que se hacían los atenienses del papel de la ciudad en él mundo grie
go y de Pericles dentro de la misma ciudad. Una interpretación simi
lar cabe hacer de la frase principal de las conservadas como expresión
del pensamiento de Protágoras: el hombre es la medida de todas las
cosas. En su contexto, el hombre métron es el que consigue hacer
triunfar las mejores opiniones en medio de la exposición de opiniones
contrapuestas, todas ellas verdaderas, pero donde cabe inclinarse hacia
actitudes mejores o peores8. Tales consideraciones encuentran su apo
yo en el conocimiento de las relaciones reales que sostuvieron entre sí
el sofista y el político9, tanto en la colaboración del primero en la fun
dación de la colonia de Turios, promovida por Pericles, a través de la
elaboración del cuerpo legislativo, como en las conversaciones trans
mitidas por Plutarco acerca de temas que afectaban tanto a las relacio
nes entre el derecho como producto de la organización del estado y el
derecho tradicional sometido a las concepciones mágicas y religiosas
como a las actitudes del estadista ante sus problemas personales.
Así pues, al menos en el caso de Protágoras, erigido como paradig
ma de la sofística, a pesar de que haya que admitir una gran diversidad
de actitudes intelectuales y de puntos de vista, el movimiento parece
identificarse con el de los héroes teóricos de la democracia en los ini-
8 Ibid., «El pensamiento de Protágoras y la Atenas de Pericles», HA, 3,1973, 29-68.
9 Ibid., «Protágoras y Pericles», HA, 2,1972, 7-19.
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