Page 46 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
P. 46
Gigantes, que personifican la fuerza de las armas, la vio-
lencia en estado puro, el vigor corporal, la juventud física,
acaban por preguntarse por qué no han de poseer ellos el
poder supremo. Esa es la razón principal de la guerra de
los Gigantes.
Esta guerra es muy peligrosa porque también ellos han
nacido de la Tierra. En muchos relatos, vemos que los Gi
gantes nacen directamente de Gea con el aspecto de com
batientes ya adultos. No son chiquillos ni jovenzuelos,
pero tampoco son ancianos: apenas salen del seno de Gea
tienen el aspecto de guerreros jóvenes y vigorosos. Llegan
al mundo con el armamento completo de los hoplitas, la
infantería pesada: el casco, la jabalina en una mano y la es
pada en la otra. En cuanto nacen, luchan entre sí, para
aliarse después y entrar en guerra con los dioses. En esta
lucha, tantas veces descrita y representada, vemos cómo los
Olímpicos intervienen contra los Gigantes. Atenea, Apolo,
Dioniso, Hera, Artemisa, Zeus, cada uno de ellos lucha
con sus propias armas. Pero Gea advierte a Zeus que los
dioses no conseguirán derrotar a sus adversarios. En efecto,
aunque los Olímpicos les causan importantes daños, no
consiguen aniquilarlos. Y, pese a las heridas y a las pérdidas
que les infligen, los Gigantes siguen atacando.
La fuerza de los Gigantes es la de un grupo de edad
que siempre se renueva: los jóvenes llamados a participar
en la vida militar. Los dioses del Olimpo necesitan una
criatura que no sea divina para vencerlos. Zeus se siente
nuevamente obligado a apoyarse en un simple mortal para
derrotar a los Gigantes. Lo necesita, sin duda, porque, pre
cisamente, los jóvenes Gigantes, que jamás han sido niños
y jamás serán ancianos, tienen la apariencia de seres huma
nos. Combaten a los dioses sin que éstos puedan aniquilar
los. Están a medio camino entre la mortalidad y la inmor
talidad. Su condición es tan indecisa como la del joven en
49