Page 42 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
P. 42
Zeus derrotará a las llamas que lanzan las cien cabezas de
serpiente del monstruo. Muchos ojos contra sólo dos.
Zeus es quien gana.
Dice la leyenda que Zeus cometió el error de relajar la
vigilancia y dormirse en su palacio, a pesar de que sus ojos
hubieran debido permanecer incesantemente vigilantes.
Tifón se acerca, descubre el lugar donde Zeus ha guarda
do su rayo y se dispone a cogerlo; pero, justo en el mo
mento en que va a poner la mano encima del arma de la
victoria, Zeus abre un ojo y fulmina inmediatamente a su
enemigo. Dos potencias se enfrentan; ¿cuál de ellas, la
caótica o la olímpica, aventajará a la otra en vigilancia y
fulgor? Finalmente, también en este caso, Tifón es derro
tado. Los tendones de sus brazos y sus piernas, lo que en
carna su fuerza vital en lo que tiene de combativo, son de
rrotados por el rayo. Acaba paralizado, soterrado por las
rocas arrojadas sobre él, y vuelve al Tártaro brumoso de
donde salió.
Otros relatos harto curiosos expresan de manera dife
rente el carácter brumoso de Tifón. Estas historias son tar
días, del siglo II de nuestra era. Entre el Tifón de Hesíodo,
del siglo vil a.C., y aquel del que hablaremos ahora, las
diferencias residen en buena parte en las influencias orien
tales.
Gea, harta de los Olímpicos, engendró con el Tártaro
a un monstruo, Tifón, que es descrito como un coloso in
menso, con los pies firmemente asentados en el suelo y
dotado de un cuerpo interminable, de modo que su frente
tropieza con el cielo. Cuando pone los brazos en cruz, una
de sus manos toca el extremo este del mundo y la otra el
oeste. Por su naturaleza, reúne y confunde lo superior y lo
inferior, el cielo y la tierra, la derecha y la izquierda, orien
te y occidente. Esta masa caótica se lanza al asalto del
Olimpo. Cuando los Olímpicos lo descubren, presas de
45