Page 184 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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legatos*  ad  Caesarem  de  pace  miserunt,  qui  ad  hunc
        modum  locuti:  (2)  Non  existimare  Romanos  sine  ope
        divina  bellum  gerere,  qui  tantae  altitudinis  machina­
        tiones tanta celeritate promovere possent;  (3) se suaque
        omnia  eorum  potestati  permittere  dixerunt.  (4)  Unum
        petere ac deprecari:  si forte, pro sua clementia ac man­
        suetudine,  quam  ipsi  ab  aliis  audirent,  statuisset  Atua-
        tucos  esse  conservandos,  ne  se  armis  despoliaret.  (5)
        Sibi  omnes  fere finitimos  esse inimicos  ac  suae virtuti
        invidere;  a  quibus  se  defendere,  traditis  armis,  non
        possent. (6)  Sibi praestare, si in eum casum deduceren­
        tur, quamvis fortunam a populo Romano pati quam ab
        his  per  cruciatum  interfici  inter  quos  dominari  con-
        suessent.

           XXXII.      (1)  Ad  haec  Caesar  respondit:  Se,  magis
        consuetudine  sua  quam  merito  eorum, civitatem*  con­
         servaturum,  si  priusquam  murum  aries*  attigisset  se
        dedidissent:  (2)  sed  deditionis  nullam  esse  condicio­
        nem,  nisi  armis  traditis.  Se  id  quod  in  Nerviis  fecis­
        set  facturum, finitimisque  imperaturum  ne  quam  dedi-


         César  emisarios  de  paz,  que  vinieron  a  decir  lo  siguiente:  (2)  Que  no
        creían  que  los  romanos  hicieran  la  guerra  sin  la  asistencia  divina,  pues
        podían  hacer  avanzar  con  tal  rapidez  máquinas  de  tan  enorme  altura;
         (3)  por  lo  cual  se  entregaban  en  sus  manos  con  todo  cuanto  tenían.
         (4)  Una  sola  cosa  le  pedían  y  suplicaban:  Que,  si,  llevado  de  su  ciernen·
         cia  y  benignidad,  de  que  ellos  tenían  noticias  por  otros,  resolvía  perdo­
         nar  a  los  atuatucos,  no  los  despojara  de  sus  armas.  (5)  Pues  casi  todos
         sus  vecinos  les  eran  hostiles  y  estaban  envidiosos  de  su  poder;  de  los
         cuales  no  podrían  defenderse,  si  entregaban  las  armas.  (6)  Que,  si  habían
         de  llegar  a  tal  situación,  preferían  sufrir  cualquier  suerte  de  parte  de  los
         romanos  a  morir  atormentados  por  aquellos  entre  los  cuales  estaban
         acostumbrados  a  dominar.

           ΧΧΧΙΙ.  (1)  A  esto  respondió  César:  Que  estaba  dispuesto  a  conservar
         su  ciudad  en  atención  más  a  su  propia  costumbre  que  a  los  méritos  de
         ellos, si se rendían antes de que el ariete empezara a batir el muro;  (2) pero
         que  no  aceptaría  su  rendición,  si  no  entregaban  las  armas.  Que  él  haría
         lo  que  había  hecho  con  los  nervios,  prohibiendo  a  sus  vecinos  todo  agra-
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