Page 96 - ¿Y si quedamos como amigos?
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             —Sí,  me  abordó  ayer  después  de  clase  —encorvó  el  cuerpo  como  si  fuera  un
          cavernícola—. “Tú. Yo. Salir. Gruñido.” Le dije que no, claro.
             —¿Por qué no me lo contaste?
             Me miró fijamente.

             —Te  envié  un  mensaje  pidiéndote  que  me  llamaras,  pero,  por  desgracia,  no  me
          contestaste. Qué raro —hizo un mohín. Yo recordaba haber recibido su mensaje, pero
          estaba entrenando. Y si bien es verdad que debería haberla llamado más tarde, también
          es  cierto  que  últimamente  me  enviaba  mensajes  todo  el  rato.  Su  actitud  rozaba  la

          dependencia—. Además, pensaba que él ya te lo habría comentado.
             —No, no me dijo nada. Sabe que me habría molestado. Le dejé muy claro que ni se
          acercara a ti.
             —¿Qué ni se acercara a mí? —replicó—. ¿Y eso qué significa?

             —Sólo que… ya sabes…
             —No, no lo sé.
             Se arrancó la liga del pelo y se hizo la cola de caballo otra vez, con movimientos
          rápidos. Saltaba a la vista que estaba enojada. Intentaba ganar tiempo para pensar qué

          decir a continuación.
             —Eres un hipócrita.
             No me lo esperaba.
             Apenas pude contener la indignación.

             —Tú te buscas un montón de amigos y te quedas muy contento, pero pones el grito en
          el cielo si uno de ellos quiere salir conmigo.
             Yo no entendía nada.
             —¿Quieres salir con Keith?

             —¡No! Esto no tiene nada que ver con Keith —bajó la vista—. Bueno, como mínimo
          hay alguien que aprecia mi compañía.
             Aquello no era propio de Macallan. No es de esas personas que se compadecen de sí
          mismas.

             —¿Quieres que vaya allí —señalé mi mesa— y les diga que no volveré a quedar con
          ellos? ¿Es eso lo que quieres?
             Una expresión gélida que yo conocía bien se adueñó de su semblante.
             —Ya sabes que no quiero eso. Y si te molesta que quiera pasar más tiempo contigo,

          lo lamento.
             —Bueno, tenemos todo el verano.
             —Faltan siglos para eso.
             Vi que Danielle se acercaba y me levanté.

             —Pero, en serio, si quieres salir con Keith…
             Adoptó una expresión de dolor.


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