Page 185 - Debate anti-utopico
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La izquierda desfigurada en los tiempos democráticos 185
Tarija, quienes se declararon como la oposición legítima que renegaba el
hecho de reconocer el liderazgo presidencial de Morales.
Lo interesante del sistema democrático boliviano fue que en las mis-
mas elecciones presidenciales de 2005 se eligieron, por primera vez, a los
prefectos como la cabeza de verdaderos gobiernos autónomos regionales.
Evo Morales, desde un comienzo, interpeló al país con el discurso de un
gobierno que iba a obedecer a los movimientos sociales y brindar poder
efectivo al mundo indígena. Al mismo tiempo, se declaró en contra de
las autonomías departamentales y busco hostilizar las relaciones entre la
Presidencia y los prefectos elegidos que no respondían al nuevo partido
hegemónico: el MAS.
Evo Morales se comprometió a llevar a cabo una revolución demo-
crática y cultural. Apoyó la elección directa de diputados constituyentes
y un referéndum de consulta sobre la necesidad de viabilizar las auto-
nomías departamentales. El MAS ganó nuevamente con comodidad,
obteniendo 137 representantes para la Asamblea Constituyente en las
elecciones del 2 de julio de 2006. Esto significaba un hito en la histo-
ria electoral contemporánea de Bolivia y un referente substancial para
repensar las estrategias de gobernabilidad, con el objetivo de ir más allá
de los pactos políticos entre partidos con representación parlamentaria.
Lo paradójico surgió cuando el referéndum sobre la autonomía mostró
que Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija optaron abiertamente por el sí a
la autonomía, convirtiéndose desde entonces en una amenaza para la
estabilidad de un estilo presidencial verticalista y concentrador de las
decisiones como es el liderazgo de Morales.
Desde el año 2006, el Presidente Evo Morales concentró amplia
legitimidad y convenció al país que la mejor salida para la crisis era
una mayor intervención del Estado en la economía y el progresivo des-
mantelamiento del viejo sistema de gobernabilidad. Esto representaba,
en el fondo, asumir la responsabilidad de construir un nuevo proyecto
hegemónico, así sea contradiciendo las estructuras institucionales de la