Page 182 - Debate anti-utopico
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                  condiciones impuestas desde afuera y donde la integración comercial de
                  toda América Latina marcha firme hacia procesos de competencia más
                  drásticos, caracterizados por la globalización.
                     Las élites ya no tienen aliados en altas esferas de la academia esta-
                  dounidense, como en algún momento fueron Richard Musgrave y Jeffrey
                  Sachs, ambos profesores de la Universidad de Harvard. Actualmente,
                  Sachs es uno de los activistas más importantes en Washington D.C.
                  para aumentar la ayuda económica en favor de la lucha contra el Sida y la
                  erradicación de enfermedades tropicales en África. Esto le permite estar
                  al margen de las desastrosas consecuencias que su consejería generó en
                  Bolivia y Rusia, dos países donde la pobreza galopante, corrupción y el
                  retorno de la inestabilidad política han terminado por ahuyentar a este
                  médico macroeconómico, cuyo prestigio parece estar mejor protegido si
                  se involucra con campañas masivas de desarrollo sostenible, antes que
                  con una reorientación de la economía neoliberal en los países pobres.
                     El gonismo se agrietó y rompió fracturando al bloque de poder de
                  las élites como conjunto, poniendo al descubierto su falta de previsión, su
                  negativa actitud excluyente en veinte años de ajuste estructural con drás-
                  ticas políticas de mercado, su incapacidad de auto-reforma y su ausencia
                  de compromiso con los intereses nacionales más ecuánimes. Para la socie-
                  dad boliviana, el valor fundamental no es el futuro sino el presente. El
                  futuro es un tiempo falso que fue aprovechado por las élites para decir-
                  nos que “todavía no era hora” de democratizar recursos, materializar la
                  equidad, compartir riqueza y superar la pobreza. En consecuencia, lo
                  único que consiguió el gonismo fue negar la realidad y negar a Bolivia
                  como país. Lo que los ciudadanos bolivianos quieren son transformacio-
                  nes ahora porque el gonismo trató de ofrecer un futuro incierto a través
                  de sus reformas, favoreciéndose solamente a sí mismo y edificando un
                  presente que acabó encarcelando los verdaderos cambios.
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