Page 177 - Debate anti-utopico
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La izquierda desfigurada en los tiempos democráticos 177
golpes o a bala, las deudas pendientes de la oligarquía que había admi-
nistrado el país como una finca gigantesca. La pobreza, la servidumbre
y la destrucción del desprecio de quienes tenían más sobre los que nada
tenían, encontraban en la revolución una luz de alivio que, supuesta-
mente, conduciría a una transformación sin parangón hasta ese momento.
El ensueño duró poco y en el año 2002 Sánchez de Lozada precipitó
la necesidad de criticar sin reservas las actitudes de las élites políticas y
sindicales que, les guste o no, terminaron por convertir a la revolución
en un péndulo desencajado que, hasta la caída del gonismo, ya no tenía
ninguna importancia. La revolución inició un proceso que trató de gol-
pear el péndulo hacia delante: crecimiento económico, los albores de una
industrialización agresiva, integración territorial y articulación ideoló-
gica a través del nacionalismo. Lo que finalmente Bolivia recogió como
cosecha seca e inservible fue el golpe del mismo péndulo pero esta vez
hacia atrás: agresiones militares, ambiciones personales, egoísmos into-
lerantes, inestabilidad, despilfarro para comprar a transitorios aliados
políticos, corrupción y nepotismo, que terminaron por arrojarnos en una
crisis irremediable a comienzos de los años 80.
Hoy en día, las condiciones internacionales, políticas e ideológicas
han sacudido tanto nuestras raíces que, como una hipocresía de la his-
toria, quienes había acaudillado la revolución desde el poder destruían
irreversiblemente todas y cada una de las consecuciones del proyecto
desarrollista de 1952. Víctor Paz Estenssoro como iniciador del modelo
neoliberal cristalizado en el Decreto Supremo 21060, Hernán Siles Suazo
y Juan Lechín Oquendo como actores del proceso anárquico durante el
gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP), veían fracasar o,
en todo caso, destruían con sus propias manos a partir de 1985 las expec-
tativas y ambiciones que alguna vez prometían un destino distinto.
Después de cincuenta años, en el año 2002 del siglo XXI, el gonismo
confrontaba una Bolivia que todavía era víctima de un encierro indig-
nante en la pobreza, exclusión y retardo económico. Carecía de recursos