Page 173 - Debate anti-utopico
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La izquierda desfigurada en los tiempos democráticos 173
octubre de 2003. El fracaso se precipitó sin pensar siquiera en alcanzar
una meta sencilla: diseñar y ejecutar políticas públicas consideradas como
un sentido esclarecido y crítico para no provocar efectos perniciosos. Los
nuevos tecnócratas y políticos gonistas de ningún modo comprendieron
a las políticas públicas como instrumentos para criticar o mejorar el sen-
tido común y, por lo tanto, incumplieron todo lo ofrecido.
De pronto se esfumaron las razones valederas para administrar el
poder a través de mecanismos democráticos, dándose lugar al Apoca-
lipsis. Se utilizó la represión sin medir las consecuencias futuras durante
las protestas en El Alto a partir de agosto de 2003. El aparato estatal se
transformó en una máquina cuya legitimidad se sostuvo solamente con
la violencia. El gonismo perdió su imagen democrática porque cuando
invade la violencia, lo importante no es el grado de intervención repre-
sora, sino las formas, los medios y las salidas concertadas para actuar
con verdadera responsabilidad pero, en este caso, Sánchez de Lozada
no pudo reconvertirse y sucumbió por autoritarismo e irresponsabilidad.
Por último, es importante indicar que el vacío de poder del 12 y 13 de
febrero de 2003, la primera gran crisis de gobernabilidad de Sánchez de
Lozada, encendió la mecha de una masiva histeria colectiva. Un proceso
espontáneo de conflicto social cuyo escalamiento articuló a la mayoría
de las clases sociales para llevar adelante una protesta con elevado grado
de violencia. Este levantamiento sin precedentes, sorprendió inclusive
a la oposición y varios grupos políticos antisistémicos, frente a lo cual
no existió ningún tipo de institucionalidad idónea que permita negociar
salidas pacíficas a la crisis.
Cuando la estructura institucional de la democracia es incapaz de
controlar las rupturas de gobernabilidad, entonces es la misma auto-or-
ganización de la sociedad civil quien promueve un cambio de régimen o
de políticas públicas, así sea por fuera de la institucionalidad y las reglas
de juego democrático. Se trataría de la aparición de formas radicales de
democracia, más profundas y auténticas que desafían el hecho de imponer