Page 168 - Debate anti-utopico
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168 Debate Anti - utópico
El desprecio del compromiso
Cuando Sánchez de Lozada encabezó la coalición de gobierno para agosto
de 2002, no hubo nada innovador porque sus presentaciones públicas fue-
ron la imagen pálida de un estilo incierto y su discurso político estuvo
afincado en cuatro ejes fundamentales:
La evocación de eficiencia empresarial para el manejo de los asun-
tos públicos y económicos, lo cual hizo que se autocalifique nuevamente
como un empresario exitoso que podía revertir las crecientes críticas con-
tra el modelo neoliberal en Bolivia.
La defensa sin concesiones de las políticas de capitalización que
habían ingresado en un interregno de incertidumbre e inercia durante
las administraciones de Hugo Banzer y Jorge Quiroga. No ofreció nada
para corregir algunas distorsiones, especialmente en lo referido a la explo-
tación de gas natural, resistiéndose a realizar un referéndum sobre el
destino de los hidrocarburos que estaban en manos de poderosas empre-
sas multinacionales.
La exigencia de reglas de juego claras, estables e inmediatas para
efectivizar las políticas de mercado, pero sin proponer acciones destina-
das al combate de la desigualdad como estrategia central para favorecer
a los sectores más pobres.
La actitud intransigente para oponerse a la Asamblea Constituyente
utilizando las habilidades discursivas de su Vicepresidente, Carlos D.
Mesa Gisbert, que se reunió con diferentes sectores para convencerlos de
la inviabilidad constitucional de tal mecanismo de consulta y deliberación.
La segunda presidencia de Sánchez de Lozada podría ser definida
como una práctica para mantener un bajo perfil y cultivar una serie de
negociaciones secretas en lo referido a la venta de gas natural por medio
del consorcio Pacific LNG. De esta manera, el gonismo se agotó como
impulso reformador para adaptarse a una nueva lógica: la evaluación con-
fusa de los problemas de ingobernabilidad. Creyó que evitando ver las