Page 181 - Debate anti-utopico
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La izquierda desfigurada en los tiempos democráticos 181
el grupo de empresarios leales al ex presidente Jaime Paz Zamora que
conformaron en algún momento la Nueva Mayoría en el MIR y, súbita-
mente, ven ahora inviable su propia supervivencia porque se marchitó un
nuevo consenso de dominación. Esta pérdida de consistencia explica la
ruptura de varios empresarios con los partidos dominantes de la gober-
nabilidad. Así perdieron todo control sobre el horizonte económico de
largo plazo para Bolivia porque no existe una versión rejuvenecida del
ajuste estructural y la democracia pactada para el siglo XXI.
La crisis económica hace mucho que tocó a sus puertas develando
que las élites empresariales no pueden lograr, ni mayores volúmenes
de productividad, generación de empleo, o innovación, ni mayor forta-
leza para competir internacionalmente. Las élites no pueden suavizar la
intensidad de una economía de mercado donde la política monetaria en
el sistema financiero está sujeta a la aprobación del Fondo Monetario
Internacional (FMI), de manera tal que sufren al ver amenazados algu-
nos de sus privilegios para manipular concesiones en su favor. De pronto,
su dependencia financiera saborea también el vinagre de las institucio-
nes internacionales cuyas decisiones constriñen la capacidad de reacción
de los empresarios bolivianos, sin siquiera participar en la privatización
porque su presencia pesó muy poco. El gonismo prefirió a las grandes
empresas multinacionales extranjeras.
Actualmente, la participación de Bolivia en el comercio mundial
es del 0.0017%; es decir, nada. La caída del gonismo golpeó tremenda-
mente a las élites quienes no supieron qué hacer con el modelo económico
imperante. Hoy no tienen unidad teórica, pues están carcomidas por la
incertidumbre. Una veces afirman que ha llegado el fin de la ortodoxia
liberal, como lo expresó el empresario y jefe del nuevo partido Unidad
Nacional (UN), Samuel Doria Medina, pero en otras oportunidades
tienen que agachar la cabeza para recibir los créditos de la Corporación
Andina de Fomento (CAF), cuyo presidente, el boliviano Enrique García,
ha expresado en muchas ocasiones que no será posible romper las duras