Page 24 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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"Scrgem", "Gemen", "Domos", y Arbatel , para que me seas
propicios y me iluminéis en aquellas cosas que mi inteligencia hu-
mana no pueda comprender con claridad, supliendo defectos que
en mis trabajos haya en atención a mi buen deseo y voluntad. Así
sea.
Luego de practicar lo dicho, se puede pasar a ejecutar el tra-
bajo que se quiera.
Las invocaciones son iguales para el novicio que para el ini-
ciado o maestro, únicamente se distinguen las prácticas en que el
novicio debe usar la súplica, el iniciado, la persuasión y el maestro
el dominio o mando. Esto podrá variar, sin embargo, según el ca-
rácter, valor y energía de la persona que practique.
CAPITULO V
Cualidades esenciales para profesar las arfes mágicas
La magia como todas las ciencias, requiere indudablemente
condiciones muy especiales en las personas que se dediquen a su
estudio y conocimiento. Por esto es conveniente hacer un examen
detenido de las facultades que uno posee, a fin de lograr el fruto
apetecido en cuantos trabajos se practiquen.
En primer lugar se ha de tener verdadero deseo y vocación,
pues de no ser así, es inútil que se proponga conseguir nada, pues-
to que tomará el asunto por el mero pasatiempo y no pondrá toda
su voluntad y energía en los trabajos que realice.
En segundo lugar, se necesita que ponga grande atención en
preparar bien todo aquello que se proponga hacer, pues cualquier
detalle que falte o distracción que tenga, ha de redundar en perjui-
cio de la obra misma, exponiéndose a no lograr el resultado que
busca.
También se precisa un estudio constante de las cosas natu-
rales, para poder llegar, por medio de su investigación, al verda-
dero conocimiento de lo sobrenatural que es el fin y objeto de las
artes mágicas.
Otra de las cosas que se han de tener muy en cuenta es que
por ningún concepto debe revelarse a nadie que no sea adepto en
estas ciencias las cosas sobrenaturales que llegue a conocer.
Con lo dicho bastará para que cada uno pueda juzgar si se halla
bien dispuesto y si posee las cualidades que se requieren, pues sien-
do así, y teniendo valor y temeridad, logrará cuanto quiero. Pero
en cambio, si le falta la fe o el valor, o si no pone toda su voluntad
en los trabajos, entonces no debe esperar ningún resultado positi-
vo, exponiéndose en cambio a que le suceda lo que menos espere.
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