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tle!>confiar.  Por las inscripciones más antiguas que se han descub1erto, como el vaso
          del Dipilón de Atenas, los vasos del monte liimeto o los cascos de Corinto,
          podríamos inclinarnos a pensar en nn  préstamo que se podría  fechar a finales ele
          ~egundo milenio o tal vez a principios uel primer milenio antes de nuestra era,
          pero sobre esta cuestión no existe, una vez más, ninguna conclusión  definitiva.
          En  cualquier caso, la transidón del  fenicio al griego no se hizo de golpe. Podemos
          pensar en la existencia de obstáculos, de reticencias, que suscitaron la adhesión o el
          rechato en diferentes regiones de Grec1a.  Muy pronto nos encontramos ante varios
          alfai.Jetos regionales: griego arcaico, oriental y occidental, correspondientes cada uno
          a wnas de  influencia más o menos bien definidas. Lo esencial es señalar que
          nuestro alfabeto  proviene del gril'go occidental.







                •Quien ,1h01 cJ  bailt! con m3~ grJCid entre lodos los bailarine~. é.~e -;e quedara con esto•

            La  uniftcat:ión de estos alfabetos tuvo lugar bastante tarde gracias al alfabeto
          denominado jónico, después de que Atenas decidiera adoptarlo oficialmente en 403,
          en sustituci6u de su escritura  local.
                                                                                        El v:~so del Dipilán de  Aleuóls contiene lil
                                                                                        inbcripción griega  más a utigt~<l  c;onocida.
          La evolución  de la escritura griega                                          l'l'in1cra mitad del siglo  VII I a. <.le  C. (reflejada
                                                                                        d  la izquierda; se lee de derecha a  itquier<.la).
          La:.  primeras inscripciones documentadas aparecen, por lo general, escritas de   Este vaso, cuyo nombre proviene ucl griego
          derecha a  izquierda, pero en ocasiones también en bustrófcdon. Aproximadamente   pylos (puerta, refugio}, hace rt'ft•rcncla a la
                                                                                        dnble puerta de la ciudad c.le  A lenas. Se trata
          después de soo a.  de C., la orientación tiende a ser invariablemente de izquierda a
                                                                                        sin duda de un trofeo para premiar al ganador
          derecha. Alfa, beta, gamma, delta, épsilon, zeta, eta,  theta, iota, kappa, lambda, my,   de un concurso de danza. La tmn:.cripción en
          ny, xi, ómicron. pi, rho, sigma, laLI,  ípsilon, phi,  ji, psi, omega, son los nombres de  las   griego clásico sería O<; V\IV  ÓPY.WT OV lTUVTOV
                                                                                        UTU.AMUt U JTU.Íl;H. 10(U)Tl1 ÓE t.:UV  ~llV.
          letras del alrabeto griego clásico clcl siglo Jv a.  de C.  Este alrabeto se compone de
          veinticuatro letras y reúne vocales y consonantes. En  griego la notación de la frase
          no puede prescindir de las vocales. al  contrario que las lenguas semíticas, en las que
          la posición de la palabra indica su categoría y su función y,  por consiguiente, su
          vocalización. La lengua griega rcne¡a este  rasgo mediante la desinencia, lo que h ace
          1mpcrativo fijar con precisión las vocalizaciones del griego. Aquí es donde interviene
          la mayor modificación lingüística y de escritura introducida por el griego con
          respecto al fenicio. La lengua fenicia conocía consonantes guturales que el griego
          no poseía. Éste último, por contra, presenta consonantes aspiradas  totalmente
          desconoddas para las lenguas semíticas. Por consiguiente, para llevar a cabo la
          adaptación, los griegos convirtieron los signos de las guturales semíticas, sin utilidad
          para ellos, en signos destinados a  la notación de vocales.  Esta solución, a decir
          verdad, era bastante simple. Sin embargo, desconocemos por qué los griegos
          llegaron a esta concepción de la notación vocálica. Cabe suponer que se debe a la
          pronunciación de la lengua griega, que insiste en  las  vocales y en  las sílabas finales.
          El  gt iego clásico evolucionó. Se diversificó especialmente según el soporte empleado
          y el propósito del texto. La escritura monumental epigráfica, por ejemplo, conservó
          durante largo tiempo las formas clásicas más o  menos  intactas, mientras que la
          utilización del papíro o del pergamino, así como las necesidades la vida corriente,
           transformaron la escritura cotidiana en  diferentes tipos más o  menos diferenciados.
          De este modo, exceptuando los papiros más antiguos, como el papiro de Elefantina
          (3ll 310 a. de C), a  partir de la época helenística (338 a. de C.) se distinguen tres
           pnncipales tipos de escritura: la escritura de libros y manuscritos, la cancüleresca y





                                                         LOb  ORÍCENES  n ~  Ul  C:Al.ICilAFÍA                        77
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