Page 143 - Libro de Compilacion 2019_Neat
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                        “Hay cosas que sólo son movidas y otras que mueven y son movidas.                        Todo  lo  que  es  movido  lo  es  por algo,  y  puesto  que  es  imposible  un                        progreso  hasta el infinito, debemos  llegar en  alguna parte  a algo  que                        mueve las otras cosas sin ser movido. Este motor inmóvil es Dios. Se                        puede objetar que este argumento incluye la eternidad del movimiento,                        que rechazan los católicos. Sería un error: es válido sobre la hipótesis                        de  la  eternidad  del  movimiento,  pero  la  hipótesis  opuesta  sólo  lo                        refuerza, pues comprende un principio y, en consecuencia, una Primera                        Causa”. (p. 459-460).                        Concluye Santo Tomás que el motor inmóvil es Dios. Tal como lo establece                  el dogma cristiano Dios es el fin último, pero también  es el creador del mundo y                  por tanto el principio, alfa y omega, así que explica ese inicio del movimiento, al                  igual que lo hiciera Aristóteles, basado en el principio lógico de la no recurrencia al                  infinito en la serie causal, en este caso del movimiento, por lo que el movimiento                  es  iniciado  por  un  ser  inmóvil,  ya  que  de  tener  movimiento  otro  ser  tuvo  que                  producirlo, iniciándose nuevamente la recurrencia al infinito.                        La segunda vía es la prueba de la causalidad, según la cual todos los hechos                  de la naturaleza son efectos de una causa, la cual a su vez también es el efecto                  de una causa anterior, no pudiendo ser infinita la serie de causas, al igual que el                  movimiento, siendo necesario admitir o afirmar la existencia de una primera causa,                  siendo Dios esa primera causa.                        La tercera vía denominada contingencia de los seres, según la cual los seres                  naturales  son  contingentes,  toda  vez  que  pudieran  o  no  existir,  en  virtud  que  la                  creación es voluntad libre, de lo que se permite establecer que de existir un ente                  se  debe  a  otra  existencia  anterior,  la  cual  es  su  causa,  y  como  no  puede  ser                  infinita la serie de seres naturales contingentes, cuya existencia se debe a otro ser                  que la causa, entonces ninguno hubiese sido el primero en existir, se tiene que                  admitir la existencia de un ser necesario cuya existencia no depende de una causa                  anterior, sino a sí mismo, a su propia esencia. Irizar (2011) comenta que “concluye                  santo Tomás que tal ser es necesario por sí mismo y no tiene fuera de sí la causa                  de su necesidad, sino que es la causa de la necesidad de los demás, a lo cual                  todos llaman Dios”. (p. 84)                        La cuarta vía llamada prueba de los grados de perfección, según la cual no                  todos los seres naturales son iguales de perfectos, siendo que unos los son más                                                             143
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