Page 279 - El Retorno del Rey
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—No eres avaro por cierto, Éomer —dijo Aragorn—, al dar así a Gondor lo
más hermoso de tu reino.
Entonces Eowyn miró a Aragorn a los ojos, y dijo:
—¡Deséame ventura, mi Señor y Curador! Y él respondió:
—Siempre te deseé ventura desde el día en que te conocí. Y verte ahora feliz
cura una herida en mi corazón.
Cuando la fiesta concluyó, los huéspedes que tenían que irse se despidieron
del Rey Éomer. Aragorn y sus caballeros, y la gente de la casa de Lorien y de
Rivendel se prepararon para la partida; pero Faramir e Imrahil quedaron en
Edoras; y también Arwen Estrella de la Tarde, y despidió a sus hermanos. Nadie
presenció el último encuentro de ella y Elrond, pues subieron a las colinas y allí
hablaron a solas largamente, y amarga fue aquella separación que duraría hasta
más allá del fin del mundo.
Poco antes de la hora de la partida, Éomer y Eowyn se acercaron a Merry y
le dijeron:
—Hasta la vista ahora, Meriadoc de la Comarca y Escanciador de la Marca.
Cabalga hacia la ventura, y luego cabalga de vuelta, pues aquí siempre serás
bienvenido.
Y Éomer dijo:
—Los reyes de antaño te habrían hecho tantos presentes por tus hazañas en
los campos de Mundburgo, que un carromato no habría bastado para
transportarlos; pero tú dices que sólo quieres llevar las armas que te fueron dadas.
Respeto tu voluntad, porque nada puedo ofrecerte que sea digno de ti; pero mi
hermana te ruega que aceptes este pequeño regalo, en memoria de Dernhelm y
de los cuernos de la Marca al despuntar el día.
Entonces Eowyn le dio a Merry un cuerno antiguo, con un tahalí verde; era
pequeño pero estaba hábilmente forjado, todo en hermosa plata; y los artífices
habían grabado en él unos jinetes al galope en una línea que descendía en espiral
desde la boquilla al pabellón, y runas de altas virtudes.
—Es una reliquia de nuestra casa —dijo Eowyn—. Fue forjado por los
Enanos, y formaba parte del botín de Scatha el Gusano. Eorl el Joven lo trajo del
Norte. Aquel que lo sople en una hora de necesidad, despertará temor en el
corazón de los enemigos y alegría en el de los amigos, y ellos lo oirán y
acudirán.
Merry tomó entonces el cuerno, pues no podía rehusarlo, y besó la mano de
Eowyn; y ellos lo abrazaron, y así se separaron aquella vez.
Ya los huéspedes estaban prontos para la partida; y luego de beber el vino del
estribo, con grandes alabanzas y demostraciones de amistad, emprendieron la
marcha, y al cabo de algún tiempo llegaron al Abismo de Helm, y allí