Page 280 - El Retorno del Rey
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descansaron dos días. Legolas cumplió entonces la promesa que le había hecho a
Gimli, y fue con él a las Cavernas Centelleantes; y volvió silencioso, y dijo que
sólo Gimli era capaz de encontrar palabras apropiadas para describir las
cavernas.
—Y nunca hasta ahora un enano había derrotado a un elfo en un torneo de
elocuencia —añadió—. ¡Pero ahora iremos a Fangorn e igualaremos los tantos!
Partiendo del Valle del Bajo cabalgaron hasta Isengard, y allí vieron los
asombrosos trabajos que habían llevado a cabo los ents. El círculo de piedras
había desaparecido, y las tierras antes cercadas se habían transformado en un
jardín de árboles y huertas, y por él corría un arroyo, pero en el centro había un
lago de agua clara, y allí se levantaba aún, alta e inexpugnable, la Torre de
Orthanc, y la roca negra se reflejaba en el estanque.
Los viajeros se sentaron a descansar en el sitio en que antes se alzaban las
antiguas puertas de Isengard; allí se erguían ahora dos árboles altos, como
centinelas a la entrada del sendero bordeado de vegetación que conducía a
Orthanc; y contemplaron con admiración los trabajos, pero no vieron un alma
viviente, ni cerca ni lejos. Pronto sin embargo oyeron una voz que llamaba
huum-hoom, hum-hoon, y de improviso Bárbol les salió al encuentro, caminando
a grandes trancos; y con él venía Ramaviva.
—¡Bienvenidos al Patio del Árbol de Orthanc! —exclamó—. Supe que
veníais, pero estaba atareado en lo alto del valle; todavía queda mucho por hacer.
Pero por lo que he oído, vosotros tampoco habéis estado ociosos allá en el sur y
en el oeste; y todo cuanto ha llegado a mis oídos es bueno, buenísimo.
Y Bárbol ensalzó las hazañas de todos, de las que parecía estar perfectamente
enterado; por fin hizo una pausa y miró largamente a Gandalf.
—¡Y bien, veamos! —dijo—. Has demostrado ser el más poderoso, y todas
tus empresas han concluido bien. Mas ¿a dónde irás ahora? ¿Y a qué has venido
aquí?
—A ver cómo marchan tus trabajos, amigo mío —respondió Gandalf—, y a
agradecerte tu ayuda en todo lo que se ha conseguido.
—Huum, bien, me parece muy justo —dijo Bárbol—, pues es indiscutible que
también los ents desempeñaron un papel en todo esto. Y no sólo dándole su
merecido a ese… huum… ese mata-árboles maldito que vivía aquí. Porque
tuvimos una gran invasión de esos… burárum… esos ojizainos, maninegros,
patituertos, lapidíficos, manilargos, carroñosos, sanguinosos, morimaite-
sincahonda, huum, bueno, puesto que sois gente que vive de prisa, y el nombre
completo es largo como años de tormento, esos gusanos de los orcos llegaron
remontando el río, y descendiendo del norte, y rodearon el bosque de
Laurelindórenan, pero no pudieron entrar gracias a los Grandes aquí presentes.
—Se inclinó ante el Señor y la Dama de Lorien—. Y esas criaturas abominables
quedaron más que estupefactas al vernos en la Floresta, pues nunca habían oído