Page 52 - El Retorno del Rey
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El heredero de aquel a quien juraron lealtad.
Traído por la necesidad, vendrá desde el norte:
y cruzará la Puerta que lleva a los Senderos de los Muertos.
—Sendas oscuras, sin duda alguna —dijo Gimli—, pero para mí no más que
estas estrofas.
—Si deseas entenderlas mejor, te invito a acompañarme —dijo Aragorn—;
pues ése es el camino que ahora tomaré. Pero no voy de buen grado; me obliga
la necesidad. Por lo tanto, sólo aceptaré que me acompañéis si vosotros mismos
lo queréis así, pues os esperan duras faenas, y grandes temores, si no algo todavía
peor.
—Iré contigo aun por los Senderos de los Muertos y a cualquier fin a que
quieras conducirme —dijo Gimli.
—Yo también te acompañaré —dijo Legolas—, pues no temo a los muertos.
—Espero que los olvidados no hayan olvidado las artes de la guerra —dijo
Gimli—, porque si así fuera, los habríamos despertado en vano.
—Eso lo sabremos si alguna vez llegamos a Erech —dijo Aragorn—. Pero el
juramento que quebrantaron fue el de luchar contra Sauron, y si han de
cumplirlo, tendrán que combatir. Porque en Erech hay todavía una piedra negra
que Isildur llevó allí de Númenor, dicen; y la puso en lo alto de una colina, y
sobre ella el Rey de las Montañas le juró lealtad en los albores del reino de
Gondor. Pero cuando Sauron regresó y fue otra vez poderoso, Isildur exhortó a
los Hombres de las Montañas a que cumplieran el juramento, y ellos se negaron;
pues en los Años Oscuros habían reverenciado a Sauron.
« Entonces Isildur le dijo al Rey de las Montañas: —Serás el último rey. Y si
el Oeste demostrara ser más poderoso que ese Amo Negro, que esta maldición
caiga sobre ti y sobre los tuyos: no conoceréis reposo hasta que hayáis cumplido
el juramento. Pues la guerra durará años innumerables, y antes del fin seréis
convocados una vez más. —Y ante la cólera de Isildur, ellos huyeron, y no se
atrevieron a combatir del lado de Sauron; se escondieron en lugares secretos de
las montañas y no tuvieron tratos con los otros hombres, y poco a poco se fueron
replegando en las colinas estériles. Y el terror de los Muertos Desvelados se
extiende sobre la Colina de Erech y todos los parajes en que se refugió esa gente.
Pero ese es el camino que he elegido, puesto que ya no hay hombres vivos que
puedan ayudarme.
Se levantó.
—¡Venid! —exclamó, y desenvainó la espada, y la hoja centelleó en la
penumbra de la sala—. ¡A la Piedra de Erech! Parto en busca de los Senderos de
los Muertos. ¡Seguidme, los que queráis acompañarme!
Legolas y Gimli, sin responder, se levantaron y siguieron a Aragorn fuera de
la sala. Allí, en la explanada, los montaraces encapuchados aguardaban
inmóviles y silenciosos. Legolas y Gimli montaron a caballo. Aragorn saltó a la