Page 383 - La Traición de Isengard
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que siguen, mi padre adoptó la práctica, [457] ocasionalmente encontrada antes,
de borrar su borrador primario, o partes sustanciales de él, y escribir una nueva
versión en las páginas donde había estado. En este caso, el borrador original
desde el punto alcanzado en la p. 452 (« Si mi suposición es correcta y los orcos
van hacia Isengard, lo conseguirán» ) está perdido durante una larga extensión
debido al borrado y a la reutilización de las páginas, aunque aquí y allá se pueden
leer fragmentos. Sin embargo, el borrador original, que llamaré « A» , emerge
en el punto de la narrativa (que corresponde a DT, p. 29) donde Aragorn, Legolas
y Gimli se acercaron a las lomas bajas al este del río Entaguas, y continúa hasta
la historia del encuentro con los Jinetes; en cuyo punto mi padre lo abandonó,
dándose cuenta de que la historia tal como él la estaba contando « no era lo que
de verdad ocurrió» (véase la carta citada en la p. 482). Fue en este momento que
retornó al comienzo, y empezó un nuevo texto (« B» ) usando las páginas
borradas de A hasta el punto mencionado. Parece claro que lo que sobrevive de A
lo hace porque se escribió en gran medida a tinta y no a lápiz. La estructura del
manuscrito es así:
A borrado B escrito sobre el borrado A
A no borrado; termina porque ha sido abandonado
B continuado de manera independiente
La historia textual de la escritura del capítulo es, por supuesto, sencillamente A
seguida de B.
Ambas formas de presentar el material tienen sus desventajas, pero después
de mucha experimentación, me parece que lo mejor es primero echarle un
vistazo a lo que queda de A. Éste lo transcribo en su totalidad, excepto sólo por un
pasaje.
[Sus capas élficas se fundieron con el] entorno, y aun al sol frío y claro pocos
ojos que no fuesen ojos élficos hubiesen podido verlos a no ser que pasaran
cerca, corriendo o marchando incansables y haciendo una breve pausa más o
menos cada tres horas.
Aquella noche llegaron a las lomas bajas. Una franja estrecha y húmeda de
tierra verde de unas diez millas de ancho se extendía entre ellos y el río, que
serpenteaba entre oscuros matorrales de juncos y cañas. Aquí el Entaguas y la
hilera de lomas doblaban hacia el norte, [511] y el rastro orco se veía con
claridad bajo el abrigo de las colinas.
—Estas huellas son de hoy —dijo Trotter—. El sol ya estaba alto antes de que
pasara nuestro enemigo. Puede que los hubiéramos vislumbrado delante, muy
lejos, de haber dispuesto [458] de un terreno elevado que nos proporcionara una