Page 81 - La Traición de Isengard
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[83] Cuando oyeron sus cascos persiguiéndolos, quedaron aterrados; pensaban
que me encontraba en otra parte, lejos. Puedo decir que yo también estaba
aterrado, pues creía que habían apresado a Frodo.
—¡Sí! —dijo Hamilcar, riéndose—. No supo si estaba aliviado o disgustado
cuando averiguó que sólo se trataba del pobre y viejo Ham Bolger. Yo estaba
demasiado abrumado entonces como para que me importase: derribó al Jinete
que me llevaba; sin embargo, ahora me siento algo herido.
—Ahora estás perfectamente bien —dijo Gandalf—, y has viajado gratis
todo el trayecto hasta Rivendel, que jamás habrías llegado a ver si te hubiera
dejado librado a tu propia pereza. No obstante, a tu manera has sido útil. —Se
volvió hacia Frodo—. Fue Ham quien me informó que habías ido al Bosque
Viejo, y ello renovó mi ansiedad. En el acto me desvié del Camino y de
inmediato fui a visitar a Bombadil. Parece que eso resultó afortunado, porque
creo que los tres Jinetes informaron que Gandalf y « Bolsón» habían cabalgado
al Este. Su jefe se encontraba en Amrath, que está bajando por el Camino Verde
muy lejos al Sur, y las noticias tuvieron que llegarle el viernes, tarde. ¡Imagino
que el Jefe de los jinetes debió de quedar perplejo cuando la avanzada le informó
que Bolsón y el Anillo habían estado en Bree la misma noche que creyeron
capturarlo en Cricava! Parece que enviaron a algunos Jinetes atravesando el país
[84]
en línea recta a la Cima de los Vientos. Cinco vinieron como truenos por el
Camino. Yo me hallaba a salvo en el Poney cuando pasaron por Bree la noche
del sábado. Saltaron por encima de las puertas y entraron como un viento
huracanado. Los habitantes de Bree todavía están temblando y preguntándose
qué le pasa al mundo. Yo me marché de Bree a la mañana siguiente, y cabalgué
día y noche tras ellos, y llegamos a la Cima de los Vientos la tarde del tercero.
—¡Así que Sam tenía razón! —exclamó Frodo.
—Aparentemente, sí, señor —dijo Sam, más bien complacido; [85] pero
Gandalf frunció el ceño ante la interrupción. [84]
—Encontramos a dos Jinetes que ya estaban vigilando la Cima de los Vientos
—continuó—. Pronto llegaron otros, que regresaban de la persecución al este del
Camino. Ham y yo pasamos una noche muy mala asediados en lo alto de la
Cima de los Vientos. Pero no se atrevieron a atacarme a la luz del día. Por la
mañana, nos escabullimos hacia el norte, internándonos en las tierras salvajes.
Unos cuantos nos persiguieron; dos nos siguieron por el Fontegrís hasta las Tierras
de los Ents. Es la razón por la que estaban casi sin fuerzas cuando tú llegaste, y
por qué no te descubrieron en el acto.
Aquí termina el texto, pero es seguido por otra versión de la última parte,
desde « nos escabullimos hacia el norte, internándonos en las tierras salvajes» :
—…no muy sigilosamente, ya que quería sacarlos de ahí. Pero el Jefe de los