Page 114 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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¿no serán sacerdotes atlantes? Todo lo que el hombre primitivo recordaba de los
atlantes era el esplendor de sus ornamentos dorados, la trascendencia de su sabiduría
y lo sagrado de sus símbolos: la cruz y la serpiente. No tardaron en olvidar que
procedían del mar, porque, para las mentes no instruidas, hasta las barcas eran
sobrenaturales. Dondequiera que los atlantes ganaban prosélitos, erigían pirámides y
templos siguiendo el modelo del inmenso santuario de la ciudad de las puertas
doradas. Tal es el origen de las pirámides de Egipto, México y América Central. Los
túmulos de Normandía y Gran Bretaña, al igual que los de los indios americanos, son
restos de una cultura similar. Cuando los atlantes se encontraban en pleno programa
de colonización y conversión mundial, comenzaron los cataclismos que hundieron la
Atlántida. Los sacerdotes-iniciados de la pluma sagrada que prometieron regresar a los
asentamientos de sus misiones no volvieron nunca más y, al cabo de siglos, la
tradición conserva tan solo un relato fantástico de los dioses que salieron de un lugar
donde ahora está el mar.
Con estas palabras resume H. P. Blavatsky las causas que precipitaron el desastre
de la Atlántida: «Siguiendo las malvadas insinuaciones de su demonio, Thevetat, la
raza de los atlantes se transformó en una nación de magos perversos: como
consecuencia de esto se declaró la guerra, cuya historia sería demasiado larga de
narrar, aunque se puede hallar su esencia en las alegorías distorsionadas de la raza de
Caín, los gigantes, y la de Noé y su virtuosa familia. El conflicto llegó a su fin con la
inmersión de la Atlántida, que tiene su imitación en las historia del diluvio babilónico
y mosaico. Los gigantes y los magos “[…] y toda la carne murió […] y todos los
hombres”. Todos menos Xisusthrus y Noé, que, básicamente, son casi idénticos al
gran Padre de los thlinkithianos del Popol Vuh, el libro sagrado de los guatemaltecos,
que también narra su huida en una barca grande, como el Noé hindú, Vaisvasvata». [20]
De los atlantes, el mundo ha recibido no solo la herencia de las artes y los oficios,
las filosofías y las ciencias, la ética y las religiones, sino también la herencia del odio,
la lucha y la perversión. Los atlantes instigaron la primera guerra y se dice que todas
las guerras posteriores se han librado como un esfuerzo vano de justificar la primera y
de reparar el daño que causó. Antes de que la Atlántida se hundiera, sus iniciados
espiritualmente iluminados se dieron cuenta de que su tierra estaba condenada por
haberse apartado del camino de la luz y se retiraron del infortunado continente.
Llevando consigo la doctrina sagrada y secreta, aquellos atlantes se establecieron en
Egipto, donde llegaron a ser los primeros gobernantes «divinos». Casi todos los
grandes mitos cosmológicos que forman la base de los diversos libros sagrados del
mundo se basan en los rituales de los Misterios de la Atlántida.