Page 73 - Tratado sobre las almas errantes
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Obsérvese que unos siervos son fieles, otros son enemigos y la tercera situación queda
localizada en medio: sin fidelidad (el amo no le dice que ha sido fiel), pero sin declararse como
enemigo. No entra dentro del grupo de los calificados como enemigos, (“echthrous” en Lc 19, 27).
Ni ha sido fiel, ni ha sido enemigo, ha sido malo (siervo malo, “ponere doule”). Desde el
intermediacionismo, sería aquél que no ha producido fruto en su alma, pero que tampoco se ha
opuesto a que reine Dios, siguiendo la tónica de la parábola. Además, repárese que entre dos grupos
de personas, éste queda como una excepción; remarcándose su singularidad frente a la pluralidad de
los dos grupos amplios.
La parábola paralela, la parábola de los talentos en el Evangelio de Mateo, no nos ofrece
información adicional sobre este tercer estado. Aunque en la parábola de los talentos tampoco el
juicio del señor (kyrios) respecto a este siervo concreto que entierra el talento, es similar al de los
enemigos del rey de la parábola de las minas. Sino que se limita a declarar primero que es siervo
malo y perezoso 191 , después le llama un siervo inútil 192 y a expulsarlo 193 . Dios le dice que es malo,
hay una insistencia en la maldad de este estado tanto en la parábola de Mateo como en la de Lucas,
pero le coloca en una situación sustancialmente distinta respecto a los adversarios del rey. Y no sólo
eso, sino que le coloca en una situación similar a la de las vírgenes necias o al siervo que entró en el
banquete sin el traje adecuado.
¿Implica todo esto una prueba a favor del intermediacionismo? Evidentemente no. Pero
supone una base para afirmar que, en los escritos neotestamentarios, entre los bienaventurados y los
réprobos, puede existir una tercera situación. Hay una diferencia radical entre los que simplemente
no entran al descanso del Rey y los que son arrojados al lago de fuego y azufre (Ap 20, 10). ¿Es
posible que en un segundo momento las vírgenes necias lograran el aceite, que el invitado a la boda
consiguiera el vestido adecuado y que el siervo inútil pudiera presentar algo en su pañuelo
(“soudarion”, Lc 19, 20)? Además, resulta indudable que sobre la tierra sólo hay una vida, pero
resulta interesante observar que el acto de ser arrojados al lago de fuego tras el Juicio Final de los
muertos (“nekrous kai ekrithesan”, Ap 20, 13) es denominado como una “segunda muerte”: el lago
de fuego es la segunda muerte (Ap 20, 14).
5.3 Los trabajadores contratados en la viña
La parábola de los trabajadores de la viña contratados a diferentes horas en el Evangelio de
Mateo, es una parábola de indudable sentido escatológico. Y repárese que al final de todo, el señor
de la viña (y, por tanto, Dios) dice: ¿O no me está permitido hacer lo que quiero en mis cosas? 194
(Mt 20, 15). ¿Acaso no encontramos este versículo en la misma sintonía que la afirmación de Jesús
a Pedro, cuando le dice: ¿Y si quiero que éste se quede hasta que vuelva, a ti qué? Jn 21, 22.
191 “Ponere doule kai oknere” (Mt 25, 26). Obsérvese que “ponere doule” son las mismas exactas palabras de Lc
19, 22.
192 “Achreion doulon” (Mt 25, 30).
193 “Sea arrojado a la tiniebla exterior donde habrá lamento y rechinar de dientes” (Mt 25, 30): “Ekballete eis to
skotos to exoteron ekei estai ho klautmos ka ho brugmos ton odonton”.
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“E ouk exestin moi poiesai ho thelo en tois emois” (Mt 20, 15).
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