Page 72 - Tratado sobre las almas errantes
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(Mc 5, 39). O cuando les dice Jesús a los Apóstoles: Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy para
despertarlo (Jn 11, 11). Por lo cual sabemos que el estado intermedio de esas almas fue la
inconsciencia, algo igual a quedarse dormido.
Pero aunque estuvieran como dormidos, queda claro que estos casos excepcionales de la
Escritura no entran dentro de la disposición divina común con respecto a la muerte. Eso resulta
innegable. La cautela que antecede al texto de Benedictus Deus se justifica plenamente con estos
casos. Alguien podria afirmar que estos casos de resurrección (más los casos de Enoc y Elías)
constituyen todo el contenido de la clausula acerca de la ordenación común. Pero también se puede
argumentar que si ha habido excepciones, nada impide que pueda volver a haberlas.
No hemos incluido en el apartado de las resurrecciones precedentes, a los hechos descritos en
Mt 27, 52-53: y las tumbas fueron abiertas y muchos cuerpos de los santos (hagion) que reposaban
se levantaron, saliendo de las tumbas después de la Resurrección de Él [Cristo] y entraron en la
santa ciudad y se aparecieron a muchos. Hay que mencionar que la forma verbal egerthe, que es la
que se usa en ese texto, pertenece al mismo verbo que se usa para las resurrecciones. Este texto de
los santos hierosolimitanos que resucitaron, no hubiera sido problemático si hubiera afirmado, tan
sólo que esas almas se aparecieron. Lo que plantea más dificultades, es que hay como una
insistencia en la materialidad del hecho: se dice que los cuerpos (somata) se levantaron, y se añade
que salieron de los sepulcros 188 . De forma que queda claro que nos encontramos con otra excepción
escatológica. Pues sus cuerpos salieron de los sepulcros, como saldrán en el día del Juicio Final.
Una vez más, la común ordenación de Dios encuentra otra excepción. Una vez más, la voluntad
divina se impone a la regla general.
5.2 La parábola de las minas.
La parábola de las minas en el Evangelio de Lucas es muy interesante, pues siendo de
significado escatológico, nos muestra que el juicio del rey admite tres posibilidades, y no dos como
cuando las malas ovejas son separadas de las buenas. Esta parábola nos viene a decir que hay tres
grupos:
a. Los que van al Cielo: Porque has sido fiel en lo poco, ten la autoridad sobre diez ciudades (Lc 19, 17).
b. Los que van al infierno: Pero a esos enemigos míos que no quieren que reine sobre ellos 189 , traedlos
aquí y matadlos delante de mí (Lc 19, 27).
c. Al que queda entre los dos grupos: Pero al que guardó la mina, el rey lo llama siervo malo 190 , y se
limita a decir a sus siervos: quitadle la mina (Lc 19, 24)
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“Fuera de las tumbas” (Mt 27, 53):“Ek ton mnemeion”.
189 Obsérvese en ese versículo, sobre todo, en las palabras “tous me thelesantas me basileusai ep autous”. Pues
constituyen la esencia de la razón de la sentencia.
190 “Se ponere doule” (Lc 19, 22).
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