Page 80 - Tratado sobre las almas errantes
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II parte





            Cuestiones adicionales



                Esta parte está formada por aquellas cuestiones que de haberse expuesto en el cuerpo del texto
            de la I parte hubieran detenido excesivamente el decurso de los razonamientos. Y no sólo eso, hacer
            estos largos ex cursus fuera del tema tratado en cada capítulo hubiera oscurecido mucho la claridad
            de la exposición. De ningún modo, podían incrustarse en la ordenada sucesión de argumentos de la I
            parte, pero era triste no tratar ciertos asuntos que surgían y olvidarlos

                De ningún modo esta II parte está formada por cuestiones menos importantes. Al revés, algunos
            de los  hallazgos teológicos  más relevantes acerca de esta  temática en torno a  las almas  errantes
            están situados en esta II parte.










                                                        Sección 1


                    La distinción entre ángeles caídos y demonios


               La posibilidad de que existan seres angélicos cuya sentencia definitiva

                              haya sido dejada para el tiempo del Juicio Final




                Entre los teólogos de la Iglesia Católica, ha pasado a ser doctrina común que la determinación
            de los espíritus angélicos requirió poquísimo espacio en el evo. No pocos autores hablan de una
            determinación casi instantánea. Para afirmar eso, se basan en el razonamiento inductivo que Santo
            Tomás adjudica a los espíritus angélicos como modo de usar su potencia intelectiva. Eso, unido a
            que  la  inteligencia  angélica  es  superior  a  la  de  los  hombres,  les  lleva  a  pensar  a  los  teólogos
            tradicionales  que  los  ángeles  no  requieren  de  largos  razonamientos  intermedios  como  sí  que  es
            preciso en las mentes humanas. Estos autores defienden que en muy poco espacio del evo (al fin y
            al cabo tiempo) pueden tomar una decisión definitiva.

                Esta tesis, por muy extendida que se halle, no deja de ser una hipótesis opinable. En nuestra
            opinión,  cada  ángel  por  más  potencia  intelectiva  de  la  que  esté  dotado  y  aunque  (según  Santo
            Tomás de Aquino) cogite a través de un modo inductivo, requiere de un espacio del evo para tomar
            una decisión definitiva.  Cada  espíritu según  su  psicología, su historia personal,  sus  problemas  y
            reticencias, requerirá de más o menos tiempo para llegar a esa decisión definitiva. Ni la capacidad

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