Page 81 - Tratado sobre las almas errantes
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intelectiva ni un modo de razonamiento diverso al humano implican necesariamente ese carácter
            casi instantáneo que la mayoría de los teólogos les adjudican para decidirse a obedecer a Dios.

                En  nuestra  opinión,  esa  guerra  celeste  duró  mucho  tiempo.  Permitiendo  así  que  los  ángeles
            buenos pudieran ejercitar las virtudes, y dando la posibilidad de que los espíritus angélicos caídos
            pero rescatables pudieran levantarse de nuevo.

                No sólo eso, sino que admitimos, como posibilidad al menos, que Dios permitiera a algunos
            seres angélicos contemplar la entera Historia humana, la Historia de la Salvación, para tener más
            posibilidades de retroceder de sus errores. Para estos ángeles caídos viadores la historia humana
            plagada de intervenciones divinas, ha sido una ocasión de comprensión y de arrepentimiento. Ellos
            han contemplado la santidad de algunos humanos, o el simple amor humano entre una madre y un
            hijo,  han  sido  testigos  de  impresionantes  actos  de  heroísmo,  de  la  salida  del  pueblo  hebreo  de
            Egipto, han asistido a las predicaciones de los profetas, han visto y escuchado finalmente al Hijo de
            Dios, a la Virgen María, a los místicos  y mártires de la Iglesia, ellos han leído las obras de los
            Santos Padres, los tratados de los grandes teólogos. Esos ángeles caídos viadores han sido testigos
            de cómo hasta los simples humanos podían hacer retroceder a los grandes demonios con el poder
            del exorcismo.

                Es como si Dios, tanto para hombres como para seres angélicos, desease que el tiempo posible
            de  arrepentimiento  se  alargara  tanto  como  fuera  posible.  ¿Hasta  dónde  llega  la  misericordia  del
            Dios Infinito? Hasta el máximo posible. Indudablemente, ese punto definitivo es el Juicio que no en
            vano llamamos “Final”.




                En la hipótesis de que todavía ahora existiesen espíritus angélicos viadores, el paralelismo entre
            las almas perdidas y los espíritus angélicos viadores sería el siguiente:



                   a.  Habría almas dejadas al Juicio Final.
                   b.  Habría naturalezas angélicas dejadas también para el Juicio Final.

                   a.  Unas almas, tras la vida en la tierra, tendrían un tiempo para comprender  y un juicio
                       posterior.
                   b.  Unos espíritus, tras la guerra en el Cielo, tendrían un tiempo para comprender y también
                       un juicio posterior.




                   a.  La mayor parte de los hombres tras la vida en la tierra, se determinarían. Pero no todos.
                   b.  La mayor parte de las naturalezas angélicas tras la guerra en el cielo se determinarían,
                       pero no todos.

                   a.  Existirían almas perdidas, que necesitan más tiempo para tomar una decisión definitiva.
                   b.  Existirían  naturalezas  angélicas  perdidas.  Ángeles  caídos,  pero  no  determinados
                       definitivamente.
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