Page 85 - Tratado sobre las almas errantes
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Los niños bautizados van al Cielo, pero llegan con el grado mínimo de felicidad. Se les ahorra la
            prueba, sí, pero no pueden desarrollar ese amor. Morir como niño bautizado tiene esa ventaja y ese
            inconveniente. Si se me permite un símil, los niños bautizados y muertos sin uso de razón son como
            la hierba en las praderas del Cielo. Para que aparezcan los robles, los grandes cedros del Cielo, se
            hace necesario el tiempo, la perseverancia, las virtudes. Para desarrollar ciertas virtudes, se hace
            necesario el sufrimiento.

                Incluso Adán y Eva para desarrollar sus virtudes hubieran sufrido a través del ascetismo, de la
            renuncia. No sólo hubieran amado  y trabajado, también hubieran tenido sus cruces. Renunciar a
            ellas, supone renunciar a que la virtud llegue a perfección consumada. Adán y Eva, su progenie sin
            pecado original, los espíritus  angélicos  viadores, todos han tenido o hubieran tenido su cruz, su
            sufrimiento  si  hubieran  querido  llegar  a  ciertos  niveles  de  amor.  Ésa  es  una  ley  que  no  admite
            excepción.

                Los  niños  bautizados  reciben  una  gracia  que  los  justifica,  y  van  al  Cielo.  ¿Qué  pienso  que
            sucede con los niños sin bautizar? En mi opinión, sus almas son recogidas por los ángeles y estos
            les  enseñan,  esas  pequeñas  almas  maduran,  aman,  y  finalmente  pueden  determinarse
            definitivamente por Dios entrando en el Cielo.

                ¿Por qué pienso esto? Pues porque el Altísimo, una vez que ha hecho lo más (crear un alma),
            ¿va a dejar de hacer lo menos (darle un tiempo)? Un alma es algo más grandioso, cualitativamente
            hablando, que todo el universo material. Un niño muerto sin uso de razón ¿va a quedar incompleto
            para siempre sin culpa alguna suya? No parece lógico. Lo lógico es que una vez que existe un alma,
            se le conceda el tiempo. Lo contrarío no sería lógico, pues significaría que millones de almas que
            han muerto por razones meramente biológicas, sin culpa de nadie, quedarían incompletas toda la
            eternidad.


                Muchos teólogos medievales (seguro que no todos, aunque no lo pusieran por escrito) creían
            estar obligados a pensar que estos niños no entraban en el Cielo, por la rotundidad de las palabras
            de  Jesucristo  acerca  de  la  necesidad  del  bautismo.  La  traducción  literal  de  Marcos  16,  16  es  la
            siguiente: El que cree y es bautizado será salvado, pero el que no cree será condenado. Pero esa
            misma rotundidad es lo que nos lleva a pensar en la tesis del limbo de los niños entendido como
            lugar de maduración. Allí podrán creer y lavarse de las deficiencias de su herencia humana.


                Cuando yo era un seminarista y oía hablar del limbo, me parecía increíble que algunos teólogos
            de  épocas  pasadas  pudieran  ser  tan  crueles  hablando  del  destino  de  millones  de  seres  humanos.
            Sabía intimamente que tenía que haber una alternativa a ese destino eterno sin ver a Dios. Pero es
            cierto que las palabras de Cristo parecían no dejar alternativa. Al final quedaba la pregunta: ¿nos
            tomamos en serio las palabras del Evangelio, las enseñanzas de Dios hecho hombre?

                Y  así  he  pasado  de  ser  totalmente  contrario  a  la  existencia  del  limbo  de  los  niños,  a  estar
            totalmente  a  favor  de  la  existencia  de  éste.  Sigo  siendo  contrario  a  la  existencia  del  limbo
            considerado como morada eterna donde no se ve a Dios. Pero ahora estoy a favor del limbo como
            lugar transitorio de maduración. Las palabras de Jesús eran totalmente ciertas, radicalmente ciertas.
            Sólo entrará a la visión de la esencia de Dios el que crea y haya lavado su espíritu con la gracia. Y
            eso es totalmente cierto, sin excepciones, porque hasta los niños sin uso de razón podrán hacerlo.


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