Page 88 - Tratado sobre las almas errantes
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una causa biológica que no permitió que esa alma madurara. Lo lógico es pensar que esos niños
tienen un tiempo de viadores como los ángeles.
Es cierto que el magisterio ordinario nos ofrece afirmaciones que a algunos les podrían parecer
honestamente que no son compatibles con el intermediacionismo. Ahora bien, los defensores del
intermediacionismo podrían apelar a que estaríamos incurriendo en el mismo error que hubiera
caído un teólogo del siglo XV, que al leer los textos magisteriales acerca de la suerte de los niños
muertos sin bautismo, creyera que la Fe le obligaba a pensar que esos niños estaban condenados. Ha
sido necesaria la reflexión de siglos para entender que al mismo tiempo que las expresiones del
Magisterio no estaban erradas, había otros medios por los que Dios podía salvar a esos niños. Del
mismo modo los intermediacionistas se preguntarían si manteniendo la verdad de todos los textos
magisteriales aducidos, no quedaría espacio teológico para la tesis de las almas perdidas o el limbo
de los niños. La cuestión no es si esas afirmaciones pontificias no son verdaderas, sino si la citada
tesis puede inscribirse en ese esquema tradicional. En nuestra opinión, creemos que sí.
Históricamente en la teología se ha dado una identificación entre estado intermedio con el
“purgatorio común”. Pero el estado intermedio puede ser más que eso, aunque sólo sea por el hecho
de que durante mucho tiempo existió el seno de Abraham.
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