Page 115 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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ESTUDIO PRELIMINAR

              Delfos, desde Gea hasta Apolo, pasando por Temis y Febe. En-
              seguida, invoca a Palas, a las Ninfas de Corícide, a las fuentes
              de Plisto, a Poseidón y, por último a Zeus. La finalidad de esta
              impetración es para que el ingreso de la Pitia al sitio de la adi-
              vinación sea propicio y pueda profetizar de acuerdo con lo que
              Apolo orienta. Estos versos (vv. 1-33) guardan semejanza con la
              poesía de catálogo, forma común en la épica, y con una cierta
              disposición del cosmos: la Pitia menciona, con algunas caracte-
              rísticas concisas, el principio (Gea) y el fin (Zeus-Poseidón) de la
              disposición divina; en medio de éstos, se hallan las deidades que
              están vinculadas con la adivinación y con la sabiduría.
                Dicho lo anterior, la sacerdotisa entra al templo de Apolo y
              de inmediato sale presa del terror, a punto de desfallecer por lo
              que ha visto: dentro se encuentra un hombre sentado (Orestes)
              en actitud de suplicante sobre la sagrada piedra; sus manos en-
              sangrentadas llevan la espada con la que mató a Clitemnestra y a
              Egisto, y la rama de olivo con las cintas que indican su petición
              de protección y auxilio a Apolo (vv. 34-45).  Al estar postrado
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              en la tierra, Orestes adquiere sacralidad e inviolabilidad, por lo
              que las Erinias se mantienen a distancia prudente, además de que
              su petición debe de ser satisfecha por el dios. Por esto último es
              que las diosas vengadoras de los delitos de sangre no se atreven
              a atacar a Orestes y lo tienen sitiado, aun cuando se encuentran



                171  Entre el suplicante y el receptor de la súplica se establece una relación
              de carácter religioso. Si ya entre Apolo y Orestes existía un vínculo a través del
              oráculo que ordenaba que éste tomara venganza por la muerte de su padre, ahora
              el dios délfico debe proteger de las Erinias a aquél. Sobre la figura del suplicante
              en la tragedia, cf. Aesch., Supp., 191 ss., Soph., OT, 3 ss., Eur., Supp., 10 ss.,
              IA, 1214 ss.

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