Page 95 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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ESTUDIO PRELIMINAR

              1550). La arrogancia de Clitemnestra llega al punto de responder
              al Coro que el rey cayó por ella, murió y recibirá sepultura, pero
              no de la manera que cabría esperarse para honrarlo, sino como
              una última ofensa al señalar que Ifigenia saldría a su encuentro
              de modo alegre en el río que conduce al Hades (vv. 1551-1559).
              En efecto, así es como percibe el Coro la respuesta de la reina
              argiva: un agravio sigue a otro agravio, pero todo se rige por la
              reciprocidad del destino, de modo que, a final de cuentas, se hará
              valer la ley de Zeus, pues se trata de una familia maldita que desde
              sus orígenes está atada a la ruina (vv. 1560-1566). A manera de
              cierre, Clitemnestra propone pactar con el numen de los Plisténi-
              das,  es decir, posiblemente con Atreo, para que ella pueda salir
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              del núcleo de esa familia, incluso perdiendo la mayor parte de la
              riqueza que le corresponde. Podría verse aquí un recurso religioso
              y jurídico: la reina podría quedar libre de culpa, si se concediera
              su renuncia a la familia a la que pertenece.
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                156  Una variante mitológica señala que Agamenón y Menelao fueron hijos
              de Plístenes; éste fue hijo de Atreo. Su madre fue Aérope. Pero muerto aquél,
              el abuelo se hizo cargo de sus nietos y de ahí se tomó el patronímico con el que
              se conoce de modo más común a los reyes argivos: Atridas. Cf. Apollod., Bibl.,
              III, 2, 2.
                157  Ahora bien, más allá del recurso de acuerdo y de salvación que pretende-
              ría buscar Clitemnestra, prevalece el engaño de la reina (cf. vv. 861 ss.), pues
              con la muerte del marido prácticamente ha dado fin al oikos al que ella misma
              estaba sujeta, de ahí la propuesta de llegar a un arreglo económico con los Plis-
              ténidas. De acuerdo con Nicole Loraux 1989, p. 31, Clitemnestra debió darse
              muerte a sí misma, una vez que asesinó a su esposo: “la muerte de un hombre
              invoca de un modo irresistible el suicidio de una mujer, de la suya. ¿Muerte
              de una mujer para compensar la muerte de un hombre? En virtud del honor
              heroico que la tragedia se complace en recordar, la muerte de un hombre no
              puede ser sino muerte de guerrero, en el campo de batalla (...), muerte cuyo

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