Page 91 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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ESTUDIO PRELIMINAR
la ambición del poder. Esta inversión es un síntoma de la tiranía,
pues la venganza privada rebasa el límite para convertirse en algo
público. Las maldiciones del pueblo no se hacen esperar. Sin
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embargo, ella está preparada para tales ataques (vv. 1401-1425).
Esto último es un aviso oculto sobre la intervención de Orestes,
pues ella no podría gobernar, una vez que ha quedado viuda. La
razón principal es que una mujer no puede ser quien dirija el oi-
kos, esto es, no puede ser dueña y señora de su propia casa, si falta
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el varón. En este sentido y por extensión, mucho menos puede
regir en el gobierno. Simplemente la ley de la aristocracia y de la
democracia no contempla remotamente tal situación. De modo
semejante, la imposición del destierro por voluntad popular no
se cumple; es un dicho meramente simbólico, pues la reina y su
amante continúan al frente de Argos.
Dada esta abominable situación, el Coro confirma el hecho
de que la reina debe pagar por su crimen, añadiendo que el ase-
sinato cometido la ha enloquecido porque se comporta de modo
soberbio. Ante esta acusación, Clitemnestra muestra su razón úl-
tima para justificar su proceder y su ulterior recurso para librarse
de las palabras condenatorias del Coro: por una parte, ella actuó
como Erinia de su hija en nombre de Justicia (Dike) y de Ate
(la desgracia deificada); por otra, Egisto, su amante, es el escudo
que le da valor (vv. 1426-1437). Para llevar a cabo dicha tarea,
Egisto toma parte de la venganza de Clitemnestra a causa de la
150 Vickers 1973, pássim; Euben 1982, p. 26.
151 Por ejemplo, en Isae., III, 8 se halla una explicación sobre el hecho de que
una mujer que se casa, se traslada, desde un punto de vista material, del oikos pa-
terno al oikos de su marido. En ese proceso se establece un contrato económico
en el que la mujer no puede detentar por sí misma el oikos.
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