Page 97 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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desesperación. Entonces regresarán los Dioses, llenos de pesa»- por el pueblo
que olvidó su legado. Y surgirá un nuevo mundo en el que los hombres, los
animales y las plantas vivirán juntos en una unión sagrada. Entonces comenzará
¡a nueva Edad de Oro.
Con ello concluye la Crónica de Akakor.
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APÉNDICE
Explicaciones suplementarias, ejemplos y
referencias
El origen del hombre latinoamericano
Todo empezó con Cristóbal Colón. Cuando el navegante italiano descubrió el nuevo mundo a
finales del siglo XV, estableció contacto con unos pueblos completamente desconocidos hasta
entonces. Dado que Colón y sus compañeros habían estado buscando el camino de las Indias
Occidentales, estaban convencidos de que los nativos eran los indios. Pese a que el error sería
corregido poco después, el nombre se conservó. En los últimos 500 años, los hallazgos
arqueológicos y las investigaciones etnológicas han dado lugar a las más extravagantes teorías
acerca del origen del hombre americano. Gregorio García, funcionario de la Inquisición
Española, incluso suponía que los habitantes del Nuevo Mundo eran de origen bíblico. Se creía
que un hijo de Noé, Isabel, había poblado América hasta Perú mientras que otro de sus hijos,
Jobal, se había establecido en Brasil. (Esta leyenda sudamericana es obviamente una versión
de la historia de Noé.) En el siglo XVII
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García escribía: «Los nativos no reconocen a Jesucristo. No nos están agradecidos por el bien que
les hacemos. Por tanto, únicamente pueden ser infieles».
Las explicaciones de algunos autores populares no son menos imaginativas. Éstos relacionan el
origen de la población nativa de América con el legendario continente de la Atlántida, el cual, según
el filósofo griego Platón, quedó sumergido en el año 9500 a. de C. Los proponentes de varias
oleadas migratorias desde Egipto, Asia Menor y Europa pertenecen al mismo grupo.
Walter Raleigh cambió el nombre del príncipe de los incas, Manco Capác, por el de Inglés Capác.
Por su parte, los seguidores del sabio alemán Wegener creen en el origen africano de la población
indígena americana. En un tiempo en el que África y América estaban unidas, los indios habrían
llegado a la Amazonia a pie.
Existe una evidencia histórica mayor para la teoría del especialista germano-boliviano Posnansky.
Después de veinte años de investigaciones en las ruinas bolivianas de Tiahuanaco, llegó a la
conclusión de que los primeros americanos se desarrollaron en el continente con independencia de
los pueblos europeos y asiáticos. Posteriormente, el investigador británico Fawcett apoyó la teoría
de Posnansky, considerando que Tiahuanaco era uno de los numerosos asentamientos de un
poderoso imperio de los bosques.
En la actualidad, los especialistas están divididos en dos escuelas claramente separadas: los que
proponen una migración desde Asia a través del estrecho de Bering, y los que creen en el desarrollo
autónomo del hombre americano. Ambos grupos han presentado innumerables pruebas científicas,
pero que, sin embargo, no han contri-
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buido a clarificar los dos problemas básicos: ¿Dónde se desarrollaron las primeras naciones
americanas?, y ¿cuál fue el proceso del desarrollo diferenciado de la población nativa que
alcanzó su apoteosis cultural y política con los imperios azteca, maya e inca?
Estas preguntas apenas pueden ser contestadas científicamente, ya que se carece de
eslabones esenciales en la cadena de evidencias. Lo que se ha establecido es que en un
período muy inicial, hace probablemente más de 10.000 años, varias tribus gobernaban
América y que éstas debían tener el mismo origen o estaban en comunicación las unas con las
otras. Esto lo sabemos por los hallazgos arqueológicos de los misteriosos sambaquis, los
enterramientos funerarios de los indios de América del Norte y de América del Sur. Una
evidencia adicional nos la pueden proporcionar los antiguos ritos mortuorios de los incas y de
los mayas. Mas para todas estas coincidencias no existe explicación alguna, a no ser que nos
sumerjamos en las leyendas y sagas de estos pueblos.
Mitos y leyendas mayas
Según el Chilam Balam, el libro de los sacerdotes del jaguar, de los mayas, la historia