Page 98 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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comienza en el año 3113 a. de C. El especialista alemán en temas mayas Wolfgang Cordan
                  relaciona esta fecha con un misterioso acontecimiento histórico de gran importancia. La
                  historiografía tradicional, sin embargo, únicamente la menciona como una curiosidad del
                  complicado calendario maya. De una manera bastante sorprendente, las tradiciones escritas de
                  las
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                  naciones de América Central coinciden con las leyendas de los indios de la jungla. Los toltecas
                  y los mayas hablan sobre la aparición de dioses y de héroes, quienes, sin esfuerzo aparente,
                  realizaban actos extraordinarios. Los aruak de la Amazonia describen asimismo la llegada y
                  partida de portadores de frutas cubiertos con extrañas máscaras. Algún acontecimiento
                  histórico similar parece haber influenciado a todos los pueblos que vivían en aquel tiempo. De
                  ello somos conscientes en la actualidad, y aunque pueda presentarse envuelto en un manto de
                  mitología, se basa indudablemente en hechos reales.
                  La única relación directa entre la historia comprensible y los mitos latinoamericanos se
                  encuentra en las leyendas de los quiche-maya y de los ugha mongulala, salvo en que sus
                  tradiciones se refieren distintamente a Dioses-Reyes y a Padres Antiguos poseedores de unas
                  asombrosas cualidades físicas. Son éstos los descendientes de una misteriosa raza estelar;
                  seres muy superiores a los hombres y que tras su muerte entran en una segunda vida que les
                  está vetada a los mortales ordinarios. «Si quieres convertirte en un Dios», dice el Chilam Balam
                  de los quiche-maya, «hazte merecedor de ello. Tu existencia terrena y tu conducta deben estar
                  en armonía con la voluntad de los Dioses. Debes seguir las leyes éticas del cosmos. Sólo así
                  los Dioses no se sentirán avergonzados ante tu presencia y hablarás con ellos como su igual».
                  En la Crónica de Akakor, los «Maestros Antiguos que nosotros llamamos Dioses» vinieron a la
                  Tierra hacia el año 3.000 a. de C. y la modelaron a su imagen. A los hombres les dieron
                  nombres, idioma y escritura; les enseñaron unas elementales leyes agrícolas y políticas que en
                  parte se han mantenido en vigor hasta la actualidad; y, así-
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                  mismo, los trasladaron a las residencias subterráneas como una protección contra una
                  inminente catástrofe. Así es como lo recoge la crónica. Las tradiciones orales y escritas de los
                  pueblos más antiguos son invariablemente comparables. En un tiempo, hace más de 10.000
                  años, una o varias naciones altamente civilizadas habitaban en la Tierra, dominaban a los
                  pueblos indígenas y realizaban actos que dependían de unos asombrosos cálculos mate-
                  máticos. Según el Libro de los Muertos de los egipcios, el Vedda de los celtas y el libro secreto
                  indio Mahabharata, incluso transfirieron a los hombres de un planeta a otro. Fueron asimismo
                  las responsables del nacimiento de los primeros centros de civilización, en los cuales posterior-
                  mente se desarrollarían las altas culturas.
                  Las trece residencias subterráneas
                  Al margen de como contemplemos las memorias y tradiciones míticas, lo cierto es que
                  resuelven los misterios de la prehistoria terrestre y humana, y que explican por sí mismas
                  algunas evidencias arqueológicas bastante problemáticas. El desierto costero de Nazca, en
                  Perú, está lleno de dibujos gigantescos que miden varios kilómetros, cruzados por rayas y
                  líneas de figuras geométricas. En su minuciosa exploración de la antigua ciudad religiosa de
                  Tiahuanaco, Posnansky descubrió por toda la ciudad unas extrañas cámaras subterráneas y
                  cuyas gruesas paredes se ajustaban con precisión. En la impresionante fortaleza montañosa
                  de Sacsahuamán, en las cercanías de Cuzco, se encuentran bloques de piedra que pesan
                  varias toneladas y que ajus-
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                  tan milimétricamente. El cronista español Montesinos adscribe su construcción a una poderosa
                  nación desaparecida hace muchas épocas. En opinión de los americanistas, la fortaleza está
                  construida en el llamado estilo inca-imperial, dominante hacia los años 1480 a 1530. Según la
                  Crónica de Akakor, los Padres Antiguos construyeron hace más de 1 0.000 años gigantescas
                  ciudades de piedra, entre las que se encontraban las trece residencias subterráneas y los
                  túneles trapezoidales que atraviesan la región amazónica. Hasta el momento, las ciudades
                  subterráneas únicamente han aparecido en mitos y en leyendas. La tradición tibetana habla del
                  reino subterráneo de Agarthie. Los indios de América del Norte conocen la existencia de
                  enormes cuevas en las que se guardaban y cuidaban los pájaros de trueno de los dioses. Los
                  túneles subterráneos han sido descubiertos por todo el mundo.
                  En Perú y Bolivia, los especialistas y los exploradores han encontrado enormes pasadizos de
                  piedra cuya construcción sería difícil incluso con los conocimientos técnicos actuales. En la
                  peruana Serie documental del Perú incluso se describe una expedición que en 1923
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