Page 168 - Vive Peligrosamente
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El mes de septiembre de 1941 estaba en un gran pueblo, en las cercanías
de Gomel. Llevé conmigo a Vassili, un muchacho de once años, para que
me sirviera de guía. Cuando vi el edificio escolar, su aspecto me hizo
pensar que había sido utilizado por la población civil para distintos fines
mientras duraron los combates. Pero pude apreciar que no había sufrido
grandes desperfectos.
Vasslli, lleno de orgullo, me enseñó una pizarra rojinegra sobre cuya
superficie encerada estaban escritas estas palabras de Lenin:
"¡Aprended. Aprended y no ceséis de aprender!"
La pecosa e inteligente carita del muchacho estaba radiante de orgullo.
Se sentía importante por estar sirviendo de guía. Había vencido su innata
timidez regalándole un pañuelo –el primero que había poseído en su vida–
y una buena ración de pastas.
Vi que Vassili buscaba entre los libros que allí había. Me tendió una
gramática alemana. Quedé bastante sorprendido. A continuación me dijo
que pensaba aprender alemán en el próximo curso, pero que ya conocía
unas cuantas palabras de mi idioma.
Comprobé que la gramática había sido editada en 1940. En su sentido y
contenido era muy similar a un libro de lengua y lecturas rusas. No cabía la
menor duda de que el libro había sido editado con fines propagandísticos.
Estaba ilustrado con numerosas fotografías que mostraban una clara
relación con las ideas comunistas. Varias de ellas presentaban soldados,
determinadas clases de armas del Ejército rojo y, como es de suponer, no
faltaban los retratos de Lenin, Stalin y Marx. Su contenido se asemejaba a
un panfleto propagandístico. Versaba, única y exclusivamente, sobre los
logros del nuevo Estado ruso, que superaba en todo al régimen zarista y a
todas las formas de gobierno de las naciones del resto del mundo.
Asimismo el texto contenía una enumeración de los diversos planes
quinquenales y de los adelantos culturales de la Unión Soviética. Vassili
me demostró que se sabía de memoria todas las cifras y fechas que
figuraban en el libro. Pensé que la memoria de su cerebro podía ser
comparada con la de un autómata fabricado a efectos de propaganda. Y de
que estaba firmemente convencido de vivir en un auténtico "Paraíso".
Hasta las personas adultas que, por unas u otras causas habían tenido
que hacer frente a vicisitudes de la más diversa índole, estaban convencidas
de que el régimen existente en Rusia era el mejor de todos, así como de que
sus hijos crecerían y vivirían en un Estado ideal, cuyas fórmulas estaban
fuera de toda posible discusión. Creían que los obstáculos que se oponían al